lunes, 27 de julio de 2015

La dosis justa


Silvia se levantó soñando con el desayuno que iba a tomarse aquella mañana fuera de su casa. Despediría amorosamente a su marido y llevaría a los niños a la escuela…pero de vuelta se detendría en aquel bar tan coqueto que tanto le gustaba. La verdad era que hacía tiempo no se había hecho un homenaje a sí misma…vivía envuelta en lo que creía su única responsabilidad…su casa y su familia…olvidándose a veces de que el mejor tiempo que podía invertir era el que de manera esporádica invertía en sí misma. Pero aquella mañana se levantó con un propósito firme…el de recuperar rituales vitales para ella…como aquello que estaba a punto de hacer. 

Estacionó su vehículo en la puerta del bar…sintiendo las cosquillas en su vientre que hacía tiempo que no daban señales de vida y se dirigió con paso firme al interior del que iba a ser su refugio puntual…el lugar que iba a abrigarla por unos instantes mientras se olvidaba por un rato de que las obligaciones la esperaban a su vuelta. Podrían esperar un rato más.

Se acercó a la barra, con una sonrisa que adornaba su rostro y marcaba la melodía de su ritmo cardiaco…un poco acelerado…por la emoción que brotaba por todos los poros de su piel. Aquel camarero que le atendía era nuevo…no lo conocía…pero tenía un rostro muy agradable que le causaba muy buenas vibraciones. Silvia pidió su café y una tostada con mermelada que saborearía como si jamás hubiera probado semejante manjar. Lo haría lentamente…sin mirar al reloj…y estaba dispuesta a disfrutar el parón del tiempo para que su mundo se concentrara en aquel desayuno que tanto había echado de menos. No iba a dejar que las manecillas del reloj le cortaran la respiración una vez más…esta vez ella retomaba el control.

El camarero le dijo entonces con un rostro que comunicaba un “lo siento”…que no le quedaba más pan para hacer aquella tostada que le había pedido…y que podía elegir cualquier otra cosa para acompañar su café. La barra estaba adornada por diversos dulces que bien podrían hacer las delicias de cualquiera, pero...Silvia no quiso tomar nada para comer…aún con la tostada que había visualizado en su mente y que lamentablemente no iba a poder probar...no se tragó su sonrisa…a pesar de que sentía un halo de frustración por no poder realizar su hazaña al completo. “No importa” le dijo al chico joven que esperaba su respuesta…un ”no importa” que danzaba con una sonrisa sincera bañada de la amabilidad más generosa que brotó de su corazón…”así vengo otro día para hacer mi desayuno completo” pensó para sí misma. El joven curvó sus labios para sonreír a su cliente y con una naturalidad y espontaneidad que embelesó a Silvia le pidió que esperara un rato…que volvía enseguida. Ella se quedó sentada en un taburete de color azul e hizo lo que el barman le había sugerido…hasta su entrada en el local…con una bolsa de pan de molde en su mano…y dirigiéndose a aquella mujer de sonrisa eterna…le dijo que “ya tenía pan para las tostadas” mientras le guiñó un ojo que reflejaba mucha complicidad.

Silvia me contó su aventura con asombro…no entendió por qué aquel chico salió de la barra y fue a comprar pan para preparar su tostada…aunque lo agradeció con el alma.

Al otro lado del mapa y con unas horas de diferencia…Eva sintió que se había cansado de soportar el trato insufrible de un hombre que no conocía el significado de la palabra afecto. Se hartó de tragarse sus lágrimas en silencio y repetirse a sí misma que aquella situación cambiaría si ella se mantenía serena y relajada…y alzó su mano con la espada en alto para cortar definitivamente los gritos y empujones morados que la habían acompañado los últimos años…y lo hizo con gran decisión. Le costó mucho esfuerzo ejecutar aquel movimiento…siempre le habían enseñado que su humanidad solamente reluciría si se mostraba sumisa ante la vida y dejaba que filtraran en su interior las furias atroces de quien se disfrazaba de verdugo para desahogar su sed de venganza contra la mezquina vida que le había tocado vivir, una vida de golpes y tambores de guerra. No obstante, Eva, en un último intento por escapar del horror...aprendió por cuenta propia que la justicia lleva una venda en los ojos pero la espada en la mano y que siempre debía recordar regirse por el principio de que debía luchar contra cualquiera que quisiera obligarla a torcerse. No estaba dispuesta a partirse con cualquier viento desfavorable. Su marido no lo entendió…pero ella se mantuvo firme en aquella decisión lentamente cocinada...que manaba desde sus entrañas para chocar de frente con el rostro maltratador que la había convertido en esclava de la vida…o un débil latido de vida que...rogaba ser fortalecido con un aporte de sangre oxigenado. Nadie sino ella misma podía ayudarla a ponerse de pie y lo hizo con coraje y valentía.

No supo explicarme cómo lo consiguió…pero pensaba que la frase “no quiero hablar ya más contigo” que repitió sin cesar ante su inquisidor había hecho posible al final que la fiera escapara para no volver. Había liberado los ruidos ahogados en su propio silencio…sus propios ruidos internos que no había querido escuchar cuando comenzaron a bailar en su interior…pero que no cesaban de golpear su conciencia. Le había faltado voluntad para comenzar su particular batalla…aquella que le conduciría a la victoria.

Los relatos de ambas llegaron a mi vida y me hicieron pensar. Silvia y Eva tenían muchas cosas en común…ya que las dos habían sido conscientes de sus sentimientos…y supieron orientar su particular acción hacia el logro de un objetivo. Las dos supieron tratar de forma efectiva con sus parejas de experiencialas dos supieron comunicarse con eficacia. Quizás lo único que me quedó por analizar fue si se habían quedado solamente en ser eficaces y consiguieron lo que se habían propuesto…o si habían sido eficientes y habían conseguido sus objetivos al precio justo…o más bien si habían sido incluso elegantes y habían alcanzado su propósito en armonía con la coyuntura. Silvia había puesto amabilidad en una situación que no era de mucha gravedad…y puede que su actitud hiciera que el chico del bar se decidiera a complacerla. Eva puso algo de hostilidad y agresividad para girar la ruleta en busca de un nuevo rumbo.

¿Alguna de las dos lo hizo de manera incorrecta?

Seguro que no tienes ninguna duda respecto a Silvia...que en su proceder puso delicadeza, cordialidad y empatía…con un punto importante de cortesía. Pero…¿qué hay de Eva? ¿Acaso crees que ella no puede poner los mismos ingredientes que Silvia en cualquier otra situación de su viaje personal? Quizás ella necesitaba ese punto de rabia en aquel momento puntual de su vida…y ¿por qué no decirlo? también un toque de agresividad para desbloquear el yugo que la mantenía doblada y que hacía que se torciera cada vez más…mostrándose débil ante el mundo particular de su calvario. Todos necesitamos un fuerza interior para enderezar situaciones insostenibles. ¿Se te ocurre alguna otra manera de proceder para no terminar derrumbado? Puede que la inactividad continuada de Eva…no hiciera más que empeorar las cosas para ella…pero también para “aquel hombre” que se había convertido en su brutal enemigo. Omitir hacer lo que debía hacer hubiera sido quizás mayor pecado que mostrar la rabia contenida y reventar para gritar un “basta ya” que terminó por poner un punto y final a una relación insana. Al fin y al cabo…la enfermedad empieza en el alma…y si sabemos escuchar su lamento…puede que podamos sanar.

No es la primera vez que lo escribo…eso de que “el veneno no existe, sino la dosis” y eso es lo que debemos poner en su justa medida…una justa dosis de rabia o una dosis justa de amabilidad…porque también existe de esa que no es gratuita y busca comprar a los demás que dejándose cautivar por una amabilidad disfrazada…terminan sintiendo que deben pagar a quien fue amable con ellos alguna vez. Dualidad…demonios aparentes y luz blanca…fuerzas opuestas…absolutamente necesarias para la armonía universal.
 


Poner la dosis justa…de cada cosa no es malo...quizás el problema sea decidir qué es lo que significa la palabra justo. Podría ser que lo justo para ambos, para ti y para mi…sea lo que es bueno para los dos…lo correcto. Buscarlo...para encontrarlo...es parte de la actividad que debe ocuparnos mientras vamos haciendo camino.                                                                        



lunes, 20 de julio de 2015

Objetívate


Parece más que claro, que todo cuanto hacemos en la vida, está orientado a alcanzar un objetivo. Decía Laurence J. Peter que…”si no sabes donde vas, acabarás en otra parte”. Todos tenemos la gran capacidad de fijarnos objetivos y trazar planes para lograrlos. Podríamos relacionar la palabra objetivo al “fin" al que se desea llegar, la meta que se pretende lograr. Así mismo, cualquiera de nuestros objetivos nos impulsa a tomar decisiones o perseguir aspiraciones, correr detrás de un propósito.  Objetivos…destino, meta, el punto de mira de un arma, el blanco…el fin específico al que deseamos llegar pero que…tiene un cierto nivel de complejidad. Y ante esto deberíamos preguntarnos si realmente estamos condicionando nuestra propia felicidad ante el cumplimiento de nuestros propios objetivos. Si la respuesta fuera sí seríamos esclavos de ellos. Pienso que no hay mayor ambición que la de poseer una libertad conductual…que nos dota del poder para regularnos y responder ante las diferentes situaciones de la vida…desde una conducta libre…no adulterada ni a merced de los que nos rodean.

La conducta son los aspectos observables, medibles y cuantificables del comportamiento humano, que no es más que el conjunto de actos exhibidos por el ser humano y determinados por la cultura, las actitudes, las emociones, los valores de la persona y los valores culturales, la ética, el ejercicio de la autoridad, la relación o la genética. Y por otro lado tenemos la actitud, que al fin y al cabo es un juicio evaluativo, la propensión favorable o negativa del individuo hacia un objetivo. Las conductas no están aisladas e inconexas respecto del sujeto que las realiza, sino que están unidas a él, se hallan referidas al marco de su “persona”. Dicho de otro modo, las conductas no son ciegas ni se dan por azar, sino que representan acciones típicas de un sujeto, son expresión peculiar de él. Podemos reconocer que determinadas conductas son propias de tal o cual sujeto: son sus modos de resolver una determinada situación. Por lo tanto, las conductas son una manifestación de la persona, de un “yo” particular, o sea, expresan su personalidad.

Objetivos...
          …conducta...
                    …comportamiento...
                              …actitud.

En definitiva uno de los objetivos que más perseguimos es el de ser amados, aceptados, queridos. El amor es la manifestación de la vida. En el fondo…todos buscamos el amor, si bien nuestra conducta no es siempre la más adecuada para lograrlo. ¡Qué importante es observar nuestra manera de conducirnos por la vida para conseguir nuestros objetivos! Observar para ser conscientes de las veces en las que nuestro ego nos juega una mala pasada, ese personaje…ese bicho que a veces interpretamos...que nos aleja de nuestro propio SER. Ese monstruo al que a veces no podemos dominar y nos lleva presos. Ese “modo” de hacer las cosas…a veces impregnado de ira…o de orgullo…o de vanidad…o de envidia…o de avaricia…o de miedo…o de la adoración a la gula, lujuria o la propia pereza. De nada sirve negarlo o no querer verlo, más bien al contrario…y no nos libramos ninguno por mucho que deseemos lo contrario…no faltan ocasiones en las que nos comportamos conforme a lo que nos dicta nuestro ego. Y aquí está otro de los grandes objetivos de la vida…eliminar las capas que no nos dejan ser lo que en realidad ya somos y porque YA SOMOS…no podemos tener más valor.                                                                                                                                                                                                                                                               

Voy a dares unas pistas de los diferentes “personajes” que podemos encontrarnos. Seguro que todos reconocemos a quienes han decidido escribir su propio manual de instrucciones para la vida y no ven más allá de lo que ellos piensan que está bien o está mal, aquellos que solamente ven sus propias ideas y son expertos en utilizar la “culpa” como instrumento para lograr sus objetivos…mandones con cuchillo que no atienden a ninguna razón que no esté reflejada en su propio manual de conducta.

Tampoco faltan aquellos que están siempre dispuestos a ayudar y dar…sin que se lo pidan…y a veces dan sin necesidad, porque entienden que portarse bien en la vida es ayudar al prójimo cuando en realidad lo están comprando y haciendo esclavo para sentirse mejor.

También podríamos fácilmente identificar a los vanidosos, que vuelcan todos sus esfuerzos en interpretar a un personaje relacionado con el éxito, que buscan ser el número uno en todo y se especializan para lograrlo, que pueden llegar a manipular a quienes los rodean con tal de brillar allá donde van.
 
Tenemos por supuesto a los envidiosos, que “lloran para mamar” y para que les resuelvan la vida, que tienen como objetivo quedar siempre por debajo de los demás para que se compadezcan de sus problemas…pero al mismo tiempo no quieren dejar de tenerlos, ya que es su única arma para que sean tenidos en cuenta.

Otros pueden responder al personaje avaricioso, ese mismo personaje que se aleja del mundo y las personas porque los considera invasivos, se distancian casi hasta de su propio cuerpo, para refugiarse en su poderosa mente…personaje con miedo a perder, a quedarse vacíos si entregan hasta sus propias emociones…por eso minimizan sus necesidades y su dependencia de los demás, para que nadie pueda exigirles nada. 

Con todos los anteriores conviven los miedosos, los que a veces creen que hasta vivir es peligroso y evitan enfrentarse a lo que consideran como una amenaza…que a lo mejor sólo está en su imaginación.

Los que adoran la gula, buscan solamente dejarse de historias y pasárselo bien…son buenos anfitriones y están probablemente encantados de haberse conocido a sí mismos…pero desean prácticamente hacer lo que les venga en gana.

Y además tenemos aquellos que muestran su pasión por la lujuria que adoran el poder y lo único que desean es estar por encima de los demás y viven como si estuvieran en guerra todo el día.

Por último tenemos a los perezosos, que se anestesian para no sufrir y evitan toda clase de conflictos, son obedientes y abnegados.

Es fácil reconocer a alguien que responde a los patrones que describo. Lo difícil es reconocerse a uno mismo en ellos. Puede que veamos mucho más fácil la paja en el ojo ajeno que la viga en nuestro propio ojo…pero creer que todos respondemos a alguno de estos eneatipos en la vida. Ninguno es mejor o peor que otro, pero debe ser reconocido y domado, ya que si todas nuestras acciones en la vida están enfocadas a lograr objetivos…que estas acciones sean lo menos contaminadas por este tipo de personaje sería más que deseable.

Por eso os planteo que desarrollemos la capacidad de definir nuestros objetivos desde una perspectiva positiva, fijando fechas realistas para lograrlos y midiendo los resultados como claves para alcanzarlos. Objetivos razonables, que estén a mi alcance. Pensemos que qué cosas podemos hacer…preveamos el resultado…analicemos las posibles consecuencias de nuestros actos…y hagámoslo visualizando el mayor número de opciones de ejecutar un plan para poder escoger la mejor de las opciones. Practiquemos y perseveremos, comprometámonos al máximo para poder conseguirlos. Sin miedo, sin prisa y haciendo lo que debemos hacer, derechos por la vida como decía San Agustín…”es mejor cojear por el camino que avanzar a grandes pasos fuera de él. Pues quien cojea en el camino, aunque avance poco, se acerca a la meta, mientras que quien va fuera de él, cuanto más corre, más se aleja."


Quizás la meta más importante en nuestra vida debería ser alcanzar la verdad, la bondad, la justicia o la belleza y por qué no decirlo…el amor. Tengamos en cuenta que el objetivo del juego no es la victoria, sino el arte. Por eso, puede que el principal objetivo de la vida no sea alcanzar el éxito, sino el placer por hacer, el placer de su resultado y el conocimiento del valor que tiene ese resultado para el resto de la comunidad que nos rodeasin preocuparse tanto por los fracasos, y recordando que perdemos muchas posibilidades si no lo intentamos.


lunes, 13 de julio de 2015

La Mejora Comienza Contigo


Imagina por un momento que eres una casita al borde de un lago…un lago con sus aguas en calma en el que cualquier ser humano querría sumergirse…y poder buscar la paz…esas aguas que se turban de vez en cuando, como si de la vida se tratara…una vida que tiene sus más y sus menos, pero que bien mirada y por lo general…bien merece ser vivida con sentido, con esperanza y optimismo…a pesar de que a veces nos golpee…pero que al mismo tiempo nos da la oportunidad de dejar nuestra esencia…nuestra fragancia…nuestra huella al pasar por ella…porque cuando tú naciste, lloraste al verte despojado de tus derechos a seguir inmerso en tu mundo particular…dentro del vientre de tu madre…en el líquido amniótico…danzando al compás de los latidos del corazón que te prestó tu primera morada, pero sería deseable que cuando partas y sigas tu camino en el río que ha de conducirte al gran océano…otros lloren porque te ha llegado el momento de seguir tu viaje en otro lugar…rumbo al mar dónde sin duda culminará tu tarea.

Sigue imaginado esa casita…ese refugio…tu propio hogar…dónde tu mundo emocional, tu cuerpo físico y tus pensamientos, aposentados en tu mente, forman un equipo…el equipo que debe trabaje unido para tu propio bienestar…para que sientas que tu paso por este mundo ha merecido la pena y has sabido aprovechar al máximo la alegría de vivir. Y te aseguro que este equipo juega en la mejor liga…siempre y cuando permanezca unido y sólo tu ser puede lograr que así sea…tu ser…que no puede valer más porque ya lo vale todo. Por eso…porque representas el máximo valor debes cuidar de ti mismo…la mejora comienza contigo y se mantiene porque tú así lo decides.

Y en este viaje que empieza en la tierra y continua en algún otro lugar…¿Quien no desea tener orden, buscar la simplicidad de las cosas, disminuir las preocupaciones o tener más tiempo libre y obtener una mejor salud mental? ¿Quién no quisiera eliminar las causas de gran cantidad de problemas y contribuir a mejorar su calidad de vida? Este texto es para los que queremos agregar valor a nuestra vida, para los que deseamos comunicarnos con nosotros mismos, para los que sabemos que sin una pequeña revolución personal no existe la posibilidad de ningún cambio…porque el cambio empieza cuando nos damos cuenta de que a pesar de que suene a paradoja…sólo cuando nos aceptamos podemos soñar con la posibilidad de realizar ciertos cambios.

Te invito a un viaje, el viaje de tu vida…hacia ti mismo…sin duda el viaje más interesante que puedes hacer, en el que más descubrimientos puedes realizar y el que te mostrará los paisajes más bellos…a ti mismo…que representas a veces sin saberlo…la mayor belleza de este mundo. No hablo de tu aspecto físico, ni de lo que posees, hablo de tu interior, de tu propio ser. Puede que te encuentres con cosas que no te gusten demasiado…¡no importa!…lo principal es que las has encontrado y les puedes dar otra forma…las puedes moldear entre tus dedos, con la mayor de las delicadezas y el cariño más grande del mundo. También te toparás con cosas maravillosas que quizás no conocías y merecen ser potenciadas. No temas a que te llamen soberbio, no hay nada malo en expresar lo que tienes de maravilloso…todo el mundo tiene algo fabuloso que mostrar y algo que no lo es tanto…no estás solo en esta aventura.

Te veo haciendo las maletas, veo que has decidido acompañarme. Puede que tu bolsa sea pesada…o puede que sea un poco más ligera. Tráete sin falta tu cuerpo, tu mente y tu alma…es lo único que realmente necesitas para montarte en el vehículo que te llevará a tu destino…tú mismo. Allá donde vayas encontrarás el significado del respeto, la voluntad, la confianza en ti mismo, el esfuerzo, la autodisciplina, el sentido común, tus metas y propósitos, la certeza de que los problemas tienen soluciones, la creencia de que lo importante es hacer las cosas bien…mejorando siempre, la fe en que para recorrer grandes distancias siempre debes dar primero un sólo paso…y que para seguir debes coordinar tus piernas para que continúen dando un paso tras otro, sin cejar en el empeño.

Antes de empezar voy a pedirte que pienses en todo lo que tienes alrededor y que te preguntes si todo lo que posees es fundamental en tu vida o si por el contrario podrías desprenderte de lo que no necesitas. Seguramente has acumulado muchas vivencias que ya no debes llevarte contigo. Puede que te apetezca descartar los malos recuerdos, los pensamientos negativos, los rencores, los errores, las culpas, los malos hábitos, las limitaciones y las etiquetas auto impuestas o aquellas que te hayan colocado y las hayas hecho tuyas. Desaloja lo que no te haga falta para recorrer esta aventura, se selectivo. Sé que tienes apego por ciertas cosas, personas o experiencias que si lo piensas por un momento no te son de utilidad. Elige con cuales te quedas en tu casita y cuales vas a desechar o reciclar.

Organiza después todo aquello que hayas pensado guardar en tu casa. Etiqueta todo lo que debes ordenar. Hay un lugar para cada cosa y cada cosa al mismo tiempo debe ser colocada en su lugar. Así podrás tomar lo que necesites al momento que lo requieras y ocuparte de tu casa por entero. 

Seguro que deseas que tu casa esté limpia, es tu trabajo mantener tu zona pulcra. Suelta lo que no quieres que conviva en el mismo lugar que tú y libérate de la suciedad que te hace daño…como la envidia, el orgullo, el miedo impuesto, el sufrimiento añadido o la ignorancia. Recuerda que eres un hogar en armonía y en ese hogar quien mandas eres tú. Puedes abrir tu puerta y dejar que entre quien tú lo desees o  por el contrario puedes cerrar esa puerta a cal y canto.

Tu casa debe ser vigilada, debes estar alerta. Enfócate en las fortalezas que tiene…pero atiende a las debilidades. Cuida de ti mismo…cuida de tu cuerpo, de tu mente y de tu espíritu porque la mejor inversión que puedes hacer es contigo mismo.

Si has decidido emprender este viaje, no olvides que debes obedecer lo que has decidido.


Mantenerte en tu camino y no salirte de él es tu mayor propósito…sólo así podrás conservar lo que has logrado.


lunes, 6 de julio de 2015

Humor Sapiens Sapiens


Sinceramente…me siento muy agradecida de tener una familia materna que es la monda. Cada vez que nos reunimos en torno a una mesa el sentido del humor se huele en el ambiente…Algunos de los componentes de la familia, son capaces de hacerse con los instrumentos musicales de una orquesta en una boda y conseguir que nos riamos a carcajadas…o disfrazarse y montar un show que no tiene desperdicio. Verdaderamente es algo que he heredado…el sentido del humor y alegría de vivir. Somos de sonrisa fácil…y esto no va reñido ni con la disciplina, ni con las normas, ni con la seriedad cuando la situación lo requiere…pero nos gusta mover la mandíbula…tanto para comer como para partirnos de la risa.
 
Hablando de risas…me reí mucho cuando leí el libro de Victor Küppers, “Vivir la vida con sentido” y me permito copiar un extracto de su libro, escogido del capítulo que lleva por nombre SENTIDO DEL HUMOR. Ahí va:

“La jirafa van con jirafas, el cerdo va con cerdos, el merluzo con merluzos, el cenizo va con cenizos y las personas alegres y entusiastas con personas alegres y entusiastas”.

¿Con qué clase de personas nos gusta estar? ¿Con que clase de personas les gusta estar a nuestros niños? Es obvio que tendemos a huir de las caras amargas y nos atrae mucho más una persona risueña y con buen humor…eso que tanto necesitamos en la sociedad actual.

Según Edward Dunkelblau, presidente de la asociación Americana de Humor terapéutico, hay investigaciones que muestran que los niños ríen más de doscientas veces al día. Los adultos, sin embargo, ríen una media de quince veces diarias. Si los cálculos no fallan, al convertirnos en adultos ya hemos perdido 185 risas por día. Me parece que es una pérdida lamentable. ¿Qué es lo que ha pasado con ellas? ¿A dónde fueron a parar?

El hecho es que todos somos conscientes de que cuando nos morimos de la risa y nos duelen todos los músculos al no poder parar de reír…experimentamos una sensación de relax y confort que no se puede describir en palabras…es como si pudiéramos vaciar todas nuestras tensiones en un momento breve pero muy intenso. Por lo tanto, el estrés desciende y nuestra capacidad de tomar decisiones sensatas y resolver conflictos mejora. De hecho, nuestro ritmo cardíaco se acelera, nuestro sistema inmunológico se activa, se bombean hormonas que nos hacen estar más alerta y el oxígeno asciende al cerebro…así que todo esto nos ayuda a pensar con un poco más de agudeza y de ver las cosas con mayor claridad. Me vais a decir si no merece la pena reirse un poco más...de lo que habitualmente lo hacemos…si no es importante que llenemos nuestros hogares y aulas de alegría. Las personas que ríen juntas comparten algo mucho más que carcajadas. Compartir la alegría es multiplicarla y la alegría es como la miel de la vida…saborear su dulzor es como tomar un medicamento para que no se nos arrugue el alma a pesar de que corramos serio peligro de que se nos arrugue el rostro. ¿Qué preferimos que pliegue…el rostro o el alma?

Cuando los niños son pequeños, el humor está conectado especialmente con los momentos de juegos y la actividad física que desarrollan a lo largo del día. Para ellos es fuente de risas el “hacer tonterías”, “poner muecas”, las caídas y las exageraciones…entre otras cosas. Les encanta que los mayores también hagamos alguna “bobada" para que podamos reírnos juntos. Les place que nos tiremos al suelo…que hagamos ademán de atraparlos o que imitemos voces extrañas y emitamos sonidos graciosos…Deberíamos hacerlo con más frecuencia y alegrar nuestras aulas y hogares para así alegrar un poco más nuestras vidas.
Ya en la etapa primaria, los acertijos, los chistes son lo más utilizado por los niños para obtener momentos llenos de risas. Hay algunos chistes malísimos para nosotros que provocan carcajadas en los niños. También les resultan graciosas las caídas…en especial las de los demás…aunque se debe tener cuidado cuando esto sucede y hacer hincapié en que antes de reírse de alguien que se ha quedado patas arriba en el suelo habría que preguntarle si se ha hecho daño. Imaginad lo que se pueden reír si cae algún maestro o algún adulto. Se parten de la risa. 
En la secundaria termina ese humor infantil o por lo menos se disipa y aunque a los niños todavía les guste hacer tonterías, hay veces en que se ven forzados a hacerlas para captar la atención de los demás y esto hace que se pierda la naturalidad. Parece que en esta etapa empiezan a tomar protagonismo otro tipo de historias…o incluso comentarios despreciativos hacia los demás para poder reír. Si bien es cierto que mofarse de los demás es una práctica insana, hay que entender que a estas edades se están construyendo como personas y a medida que se van sintiendo mejor consigo mismos y más aceptados en el grupo…los comentarios despreciativos van decreciendo...aunque siempre deberíamos estar atentos al hecho de que reirse de los demás no sea un hábito para nuestros adolescentes, que se convierta en una práctica perjudicial para ellos y los que los rodean.

Ya os explico al principio del texto las pocas ocasiones en las que nos reímos cuando llegamos a la etapa adulta. Por eso necesitamos pensar cuántas “oportunidades para el humor” nos brindamos cada día, ya que estos aportes diarios de humor…son como unas vitaminas para el alma. Ya sabemos que no todos los días podemos estar pletóricos y que cada día es distinto para cada uno de nosotros, pero tanto nuestros hijos como nuestros alumnos agradecen que tendamos al humor y al optimismo, ya que además el estado de ánimo alegre colabora a que el aprendizaje en el amplio sentido de la palabra sea mucho mejor. Nuestro comodín es el optimismo…porque si bien no podemos convertir lo difícil en fácil…podremos al menos conseguir que parezca fácil. Pero sigamos con el sentido del humor.

Siempre es bueno buscar momentos para ver cosas divertidas en familia o en el aula. Tener sentido del humor no es ser chistoso ni tampoco burlarse de los otros para provocar la risa. El sentido del humor es sacar chispa a las cosas que nos suceden, a las cosas que ocurren en tu vida. El sentido del humor es necesario en la vida familiar tanto como la disciplina, la educación o los valores. Las relaciones entre padres e hijos que permiten y dedican tiempo a las diversiones, el buen humor y la risa son más sanas, menos tensas y más cordiales. A lo largo del día tenemos muchas oportunidades de vivir nuestra relación con los niños de forma alegre y divertida, pero hemos de ser capaces de reconocerlos y de vivirlos sin miedo a que las normas o la disciplina se vean afectadas.

La risa y el humor (así como el lenguaje) son conductas o expresiones exclusivas del ser humano. ¿Por qué no utilizarlas para nuestro propio bienestar?

Por eso, se me ocurren algunas actividades que podríamos hacer tanto en nuestros hogares como en las aulas…guerra de cosquillas, batalla de almohadas, jugar al escondite, esperar a que alguien llegue escondidos en algún lugar y darle un susto, ver películas cómicas, contar chistes, contar anécdotas de la infancia, hacer preguntas absurdas, vestirnos con alguna prenda puesta del revés...

¿Se os ocurre alguna más? ¿Os atrevéis a intentar ser divertidos? ¿Recuerdas cuál fue la última vez que te reíste tanto que casi lloras? Yo sí que lo recuerdo, así como atesoro momentos familiares en los que la risa ha sido la gran protagonista.


Recordad una frase de Martha Stevenson que a mi me encanta, y dice que...

"Una sonrisa es una semilla que crece en el corazón y florece en los labios".