lunes, 16 de febrero de 2015

Durmiendo con un amigo WHATSAPP


Redondo y verde…con un dibujo blanco parecido a una boca sonriente. Qué será, será...
Hoy hablo del Whatsapp, gran invasor que tantos usuarios se ha ganado…nada más y nada menos que 20 millones de personas en este país.

Ahora bien, la aplicación vive dentro de un teléfono móvil que los padres y madres decidimos poner al servicio de nuestros hijos…Tema de mucho debate, tema que nos hace cuestionarnos mucho sobre el momento adecuado de introducirlo en nuestras casas como compañeros de fatigas. Y aunque sea un tema obvio, no puedo obviarlo tanto…ya que está produciendo ciertos estragos, no sólo entre nuestros menores, sino también entre los adultos.

Es difícil ya encontrar alguna criatura que no posea el preciado teléfono a partir de los 11 o 12 años. Ellos tienen aprendida la lección, saben cómo responder ante la pregunta de si lo necesitan o no. Algunos tienen claro que es una especie de niñera, algo así como una “telepaternidad”, cuidador tecnológico o sustituto de paternidad o maternidad ausente. Les ayuda a buscar a sus padres y madres rápidamente o en caso contrario…cuida de ellos y facilita a los progenitores a tener localizados a sus vástagos…Eso, si los usuarios responden a las llamadas o mensajes. Me doy cuenta de que las compañías fabrican móviles para niños, haciéndonos a veces creer que dotar a nuestros pequeños de un celular, nos dará más seguridad. En el caso de los adolescentes, las razones por las cuáles necesitan tener sus smartphones son tres:

AMIGOS
AMIGOS
AMIGOS

En esta etapa, sí que es imprescindible el dichoso aparato, ya que no queremos que nuestros hijos e hijas sean los “raros” o “diferentes” por no tenerlos. No vaya a ser que se queden discriminados y tengan un trauma…Terminamos adquiriendo el “chupete electrónico” para no enrabietar a los jóvenes. Cuidado…que me incluyo…no me libro…yo también terminé por comprarlo para mi hijo porque lo “necesitaba”.
Lo mismo da que tengamos el teléfono fijo en casa, que terminemos pagando sus tarifas cuando deberíamos enseñarles el valor del esfuerzo para pagarse sus vicios o que nos convirtamos a veces en invisibles porque les ha salido una extensión en sus manos de la que no se pueden despegar.

Las preguntas que yo me hice antes de abrir las puertas de mi casa al móvil fueron...

¿Cuál es la edad adecuada para adquirirlo?
¿Debo además pagar una tarifa que incluya internet para que tenga acceso a las aplicaciones que demanda?
¿Son estas adecuadas? ¿Pueden crear una adicción?
¿Cuál es mi papel? ¿Debo controlar lo que comparte? o mejor dicho…¿Podré controlarlo o querré hacerlo?...

...Porque sinceramente os digo que a veces pienso que hay cosas que es mejor no saber, si bien es cierto que debemos tener una visión general de por dónde se mueven nuestros hijos e hijas…hay cosas que es mejor no ver, mientras percibamos “normalidad” y armonía en su comportamiento.

Ahora que ya tengo la experiencia de tener un adolescente “whatsappeador profesional”, pienso en estos aspectos que hoy QUIERO COMPARTIR CON VOSOTROS. Puede que también lo hayais pensado…puede incluso que hayais pensado mucho más que yo y me podáis aportar otros puntos de vista que no veis reflejados aquí…Puede que no estéis de acuerdo…En todo caso, sentaros si quieres, mirad a ver si a vosotros os preocupa también lo siguiente...

- Las imágenes y vídeos que pueden compartir…Sinceramente, debemos reconocer que tienen acceso a todo tipo de contenidos. Pueden enviar imágenes de su persona, algunas incluso comprometidas y exponerse a que se divulguen rápidamente entre una cantidad inmensa de personas. No debemos olvidar que gracias a la capacidad del app para crear grupos, la información que se maneja de aparato a aparato puede ser propagada en segundos entre gran cantidad de usuarios. Eso...si no reciben vídeos de contenido absolutamente contraindicado, contenido que les resulte difícil de digerir...cualquier cosa que alguien les pueda enviar, sin pensar que no tienen edad para realizar ciertos descubrimientos aún.

- Gracias a los teléfonos que nuestros hijos e hijas poseen, pueden incluso grabar imágenes poco éticas…y lo que es peor, compartirlas con otros. Pueden ser incluso partícipes de acosos o insultos y faltas de respeto a terceros…Y si se me permite ir un poco más lejos…conocer o practicar el sexting o cyberbullying, problemas frecuentes entre ciertos grupos. No olvidemos que enviar fotos que atenten contra la dignidad de alguien es un delito.

- Les resulta sencillo utilizarlos por las noches sin que los progenitores nos enteremos. Existe la posibilidad de ocultar la hora de utilización. Esto puede provocar interferencias en sus ciclos de sueño, tanto por el uso, cómo por la influencia del ruidito de la aplicación que puede ser molesto si el resto de participantes de su grupo lo está utilizando. Hay quien se acuesta con el whatsapp y se levanta con él.

- Del punto anterior, pasamos a los problemas de estudio. Tener los libros y cuadernos abiertos y el móvil al lado sonando continuamente es un espectáculo que seguro a algunos nos habrá tocado ver. ¿Qué pasa con su concentración a la hora de desarrollar su trabajo personal?  Sólo eso si además no se pasan las soluciones de las tareas unos a otros, para terminar antes los famosos deberes y ponerse a deslizar el dedo por sus pantallas. ¿Qué pasaría con el rendimiento escolar?

-¿Son whatsappadictos? Cualquier momento o evento tiene que ser interrumpido "ipso facto" por tener que responder de manera inmediata y acudir a la llamada de la tribu que los reclama. Así, se abstraen de la actividad familiar, aislándose en su mundo virtual. Incluso podrían escribir algo de lo que después se pueden arrepentir por la impulsividad del uso de la aplicación. El pitido que anuncia un mensaje puede crear incluso un punto de ansiedad u obsesión. Su cerebro casi está demasiado activado, lo cual produce excitación y cambios en su personalidad. Hay cada vez más casos que lo demuestran.

- Utilizar el whatsapp para muchos es sinónimo de comunicarse, de hablar. Pierden capacidades en lo concerniente a habilidades sociales. Puede que os parezca exagerado, pero a veces parece que se sientan en un parque y se mandan whatsapp entre ellos teniéndose delante porque se olvidan de que pueden utilizar el lenguaje oral. Por no meternos en la escritura que utilizan, ¿quien comprende lo que escriben? 

- Se vuelven esclavos absolutos. Su lema es ¡NO, SIN MI MÓVIL!

- Les puede sobrar tener que practicar sus hobbies, no es ni tan siquiera necesario salir de casa para "comunicarse" con los demás. El whatsapp se impone a las relaciones personales.

- Dicen que es fácil de hackear, por lo que cualquiera puede acceder a nuestro teléfono sin que nos demos cuenta...cualquier usuario puede hacerse pasar por quien no es y acceder a nuestro mundo. Añadimos la posible pérdida o robo... ¿Qué pasa si el teléfono se pierde o hay alguien se lo apropia? Cualquiera puede acceder a contenidos que han sido compartidos.

- No tiene una normativa de seguridad, por lo que no está controlado. ¿dónde se guardan las copias de la información que se envía?

-  Muchas veces los amigos y amigas de nuestros hijos e hijas están en nuestra propia casa, de continuo, ocupan nuestros espacios y nuestra vida familiar. Puede que más allá de los amigos de nuestros hijos e hijas…los nuestros también convivan con nosotros porque vivimos pendientes de recibir notificaciones y mensajes. ¿Dónde queda la intimidad familiar?

- Existe la posibilidad de que los usuarios de la famosa aplicación se vuelvan seres controladores y suspicaces al tener que estar revisando si los mensajes que se envían llegan a su destino o quieran comprobar cuando fue la última vez que alguien utilizó la herramienta.

- Probad a quitar a un adolescente el móvil o...arriesgaros a esconderle el cargador. Se pueden volver irascibles si se ven desposeídos de su medio de conexión con el mundo. Su reacción puede parecerse a una especie de "síndrome de abstinencia".

Y ante todo esto...¿qué hacemos?
Ya que les ponemos el arma en la mano...¿vamos a enseñarles a usarla con responsabilidad? ¿vamos a educarles y advertirles sobre lo importante que es la privacidad de sus conversaciones o las cosas que comparten?

Nosotros los padres y madres somos quienes tenemos un papel fundamental, observando la relación que tienen nuestros hijos e hijas con el aparato y la aplicación, valorando si hay motivos de preocupación. Antes de que podamos lanzar algún móvil a un lago para que lo devore y no vuelva a quebrar nuestra paz...


...¡Que el SENTIDO COMÚN nos ilumine!

6 comentarios:

  1. Lo primero felicitarte por el post Anaje, el cual me gustaría comentar.

    Simplemente es desde mi punto de vista!

    ¿Cuál es la edad adecuada para adquirirlo? Depende de cada persona, si el control paterno va a ser inexistente cuando sea mayor de edad. Ya que la responsabilidad de lo que hagan nuestros hijos con el móvil o el ordenador va a recaer sobre los padres.

    ¿Debo además pagar una tarifa que incluya internet para que tenga acceso a las aplicaciones que demanda? Las aplicaciones se pueden limitar al igual que el acceso a las mismas. Sin embargo mediante una conexión de datos podemos ahorrar y localizar en todo momento. La cuestión es si debemos ser espias de nuestros propios hijos.

    ¿Son estas adecuadas? Sin duda hay aplicaciones para todas las edades y algunas pueden ayudar al desarrollo de nuestros hijos. Al igual que otras pueden ser de los mas perjudiciales.

    ¿Pueden crear una adicción? Pueden y la crean sino se establecen limites y normas claras sobre su uso.

    ¿Cuál es mi papel? El de padre o madre, simplemente asesorarle sobre los riesgos existentes y las consecuencias de un mal uso.

    ¿Debo controlar lo que comparte? Como padres debemos de comunicarnos mucho con ellos y ante cualquier indicio o comportamiento extraño o indebido deberia de controlar sin duda. Pero mas que prohibir debemos hablar tenemos que tener en cuenta que la solución no es apartarle de la tecnología ya que sino tiene acceso a ella en casa, puede acceder desde cualquier lugar. Mejor educar para un buen uso.

    ¿Podré controlarlo o querré hacerlo? Controlarlo se puede hasta cierto punto, como hemos comentado en el punto anterior.

    CONCLUSIÓN: Vamos a enseñarles y a educarles para un buen uso. Y aún así nunca estarán exentos de riesgos pero al igual que en la calle y no por ello los vamos a encerrar en casa. Una sobre protección siempre es y será inadecuada en la educación de nuestros hijos.

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    1. Jorge, muchísimas gracias. No puedo estar más de acuerdo con lo que escribes. Sinceramente, yo no me dedico a espiar cómo usa mi hijo el Whatsapp; esto haría que él perdiera su confianza en mi y ya menciono en el post que hay cosas que es mejor que una no lea o vea. El tema clave es la educación en el uso y establecer normas de uso para que no se exceda y se recaiga en el abuso. Creo que las nuevas tecnologías son herramientas muy buenas si sabemos cómo utilizarlas y algunas veces el abuso de los padres y madres contagia a los hijos e hijas. en fin, seguiremos confiando en que la base y los valores que vamos inculcando a nuestros hijos e hijas les valdrán y mucho en su construcción como adultos responsables.
      Mil gracias, otra vez!!!

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  2. Excelente Anaje, una reflexión que está muy a la orden del día... Pienso que en este tema, como en otros más delicados como el sexo o las drogas, las madres y los padres no debemos, ni podemos, aspirar a controlar a nuestros hijos. Creo que nuestra misión es darles criterios, pautas y educarles en la ética para que, cuando tengan acceso a determinadas cosas (el móvil es una de ellas) sepan cómo usarlas, qué peligros hay y qué precauciones deben tomar... Al final, cuando se enfrenten a determinadas situaciones nosotros no vamos a estar ahí... Un gran post

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    1. Gracias Frederci, muchas gracias. Estoy totalmente de acuerdo con lo que expones. Ya lo digo en el post además...que hay cosas que es mejor no veamos ni sepamos...mientras observemos una normalidad en sus comportamientos. Lo que si podemos hacer es pedir...establecer que en ciertos momentos del día, el móvil no sea el protagonista, ni rompa la unidad familiar. Un abrazo!!

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  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  4. acabo de leer su articulo y no puedo estar en desacuerdo con sus pensamientos. Tengo una hermana menor que practicamente vive en Whatsapp y Snapchat ... le dije a mi ma que la controle, porque esta adicción puede tener malas secuencias/ He encontrado una pagina web http://whatsappespiarapp.com/ que proporciona instalar una app de rastreo al dispositivo objetivo y recibir todos los datos del telefono monitoreado sin que la persona que esta siendo monitoreada lo sepa.

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