lunes, 21 de septiembre de 2015

Les falta el aire...


Les falta el aire…porque ya desde pequeños son dominados por sus agendas…repletas de actividades extraescolares que persiguen prepararlos para un futuro brillante.

Les falta el aire…porque deben correr en contra de las agujas del reloj, para llegar puntuales a sus citas cotidianas con sus respectivas exigencias que los ahogan.

Les falta el aire…porque su jornada no termina una vez que suena el timbre del colegio y deben correr una maratón diaria que los agota y estresa.

Les falta el aire…por falta de tiempo para respirar.

Recuerdo que cuando era pequeña, terminaba el colegio y me marchaba a jugar a la calle con mis amigas y vecinos del barrio…hasta que llegara la hora de hacer la tarea y de cenar…antes de acostarme y descansar. Parece que las costumbres han cambiado…y cada vez son más los niños que tras terminar la jornada en la escuela, deben merendar a toda velocidad…sobre la marcha o dentro del vehículo que los lleva a todo correr a cualquier otro sitio donde deben seguir acumulando conocimiento sobre otras materias complementarias. Eso…cuando no deben engullir sus meriendas mientras se cambian de ropa…o quizás prescindir del bocadillo por no poder rascar unos cuantos minutos al día.

La cuestión es que hace algunos días me encontré con que Nora, una niña de once años, no podía cuadrar su agenda con sus compañeros para hacer un trabajo grupal…sus horarios no casaban con los horarios del resto…ocupados también por sus obligaciones. Otra compañera de trabajo, me hablaba de Ane, que lloraba angustiada…una niña de catorce años que comenzaba a verle las orejas al lobo al comienzo de curso…¡cómo será su final! Una niña que se daba cuenta que las exigencias del colegio iban en aumento y sus cinco actividades extraescolares le impedían realizar las tareas…por otra parte ineludibles…que sus maestros comenzaban a demandarle. Y yo pensaba…¿por qué nos lo cuentan a los docentes? ¿Somos los maestros quienes debemos adaptarnos a los ritmos estrepitosos impuestos a estos pobres niños? No sé si no se atreven a plantear sus problemas en casa o si por el contrario ya lo han hecho y buscan su consuelo en nosotros. No sé si lo que buscan es que los tratemos de forma diferente y les exijamos menos en el colegio para que puedan responder a sus tareas complementarias…no sé qué va a ser de ellos, la verdad no lo sé.

Cada vez más niños se quejan de que "no llegan” a todo. Algunos padres comentan que prefieren que sus hijos hagan otras cosas más provechosas que ver la televisión o jugar en el parque con sus amigos…otros padres repiten que “el saber no ocupa lugar” y que cuantas más cosas hagan mejor estarán preparados para el futuro…ese futuro tan negro en el que presumen que sus hijos deberán competir para hacerse un hueco en el mundo laboral…hay padres que confiesan claramente que deben apuntar a sus hijos en diversas actividades porque ellos no pueden atenderlos y se ven obligados a enviarlos a escuelas de música…pintura o a entrenamientos de diversos deportes, ya que hacerlo, les soluciona la vida…porque los adultos no pueden estar con sus hijos al verse desprovistos de su tiempo por tener obligaciones profesionales y tampoco tienen a nadie que los atienda. También hay padres que aseguran que son sus propios hijos quienes exigen que los apunten a clases extraescolares, porque sus amigos también van y quieren pasar su tiempo libre con ellos…aunque sea en un contexto regulado por otros adultos, por monitores formados para ello.

La pregunta es si verdaderamente “jugar” es perder el tiempo…si eso de “saber no ocupa lugar” no es del todo cierto y que el exceso de información y actividad no hace más que saturar a los niños…empachándolos absolutamente y llenando sus “discos duros” hasta casi quemar los fusibles…si no será que al final de todo...lo que se consigue con el abuso...no es más que atraer a las dificultades hacia nuestros niños…serias dificultades para que puedan concentrarse…serios escollos que no permiten que puedan disfrutar del momento…de ese AHORA que tanto predicamos…niños siempre preocupados por la siguiente actividad que se les echa encima…niños excesivamente programados, que terminan por aburrirse cuando no tienen a su lado a alguien que les gestione el tiempo…niños con un ámbito de decisión limitado…que podrán terminar por carecer de creatividad…la cuestión es si da exactamente igual que nuestros hijos tengan que sociabilizarse en entornos reglados y prescindir de hacerlo en escenarios libres como parques u otras zonas de juego diseñados para que den rienda suelta a su imaginación.

¿Son ellos los que quieren acudir a las famosas clases extraescolares? ¿Somos nosotros quienes necesitamos que lo hagan? ¿Somos los adultos quienes insistimos en someterlos a esa “formación cultural” para sus futuros?

La verdad te digo…que se me parte el alma al escuchar a niños de diez u once años decir “no me queda tiempo”…niños que seguro están siendo preparados para sus futuros…cuyos padres desean hijos exitosos…pero padres que quizás olvidan que jugar proporciona aprendizajes básicos para el desarrollo personal de sus retoños…aprendizajes relacionados directamente a la capacidad de crear e innovar y buscar soluciones por si mismos…habilidades imprescindibles también para esos futuros…habilidades relacionales y emocionales que facilitan una vida social sana. 

Las agendas apretadas en los niños parecen ser más la norma que la excepción. La creación de “chavales programados”, es decir, niños programados de manera productiva para los cuales hasta el último minuto de su tiempo está planificado está siendo hoy por hoy un grave problema, ya que en ciertos casos no se llega más que a arrebatarles la infancia  y pasar a tratarlos como si fueran adultos en miniatura.

Me gusta una frase de Rousseau que dice que “La infancia tiene su propia manera de ver, pensar y sentir, no hay nada más estúpido que intentar sustituirla por la nuestra.” Los niños deben vivir una vida de niños, en vez de considerarlos en todo momento como parte de un plan maestro para diseñarles el futuro. La vida no es un ensayo…¡la vida ya ha empezado!

No es fácil…lo sé…no es fácil educar a los niños en el siglo XXI…donde sobran consejos sobre como hacerlo. Quizás bastaría con tres pautas antes de “realizar el plan anual” para ellos.

Primero reflexión…para preguntarnos el por qué…el por qué necesitamos apuntar a los chicos en diferentes actividades, para saber si verdaderamente a ellos les gusta el dibujo, la música, el baile o el deporte…preguntarnos si no será que nos sentimos presionados por los demás, por seguir la ola que domina…si no será que lo que queremos es ser arquitectos de sus mentes…si no vamos a estar mucho más contentos si disponemos de tiempo libre para pasarlo juntos sin seguir un horario.

Segundo resistencia…para no hacer caso al “cuanto más deprisa mejor”…resistencia porque jugar también permite a nuestros niños aprender. ¡Vaya si lo hace!

Tercero reubicación…reubícate tú para poder participar en situaciones de juego y relación con tu hijo…porque así lo verás en acción, porque así te convertirás en un padre más sensible y receptivo.

Sería más que deseable ajustar la velocidad al momento y a la persona…ya que el tiempo no puede colonizar nuestras vidas…sino que hay que devolverlo a los niños y niñas, para que pueda ser vivido plenamente y para que sea un tiempo plenamente educativo.

Por otra parte…si la vida no nos permite cada día jugar, bailar, vivir…habrá que cambiar algo ¿no te parece?

Mientras tanto...

que a nadie le falte el aire...


2 comentarios:

  1. La armonía en el crecimiento físico del niño siempre me ha parecido tan importante como la del espíritu. Y el gran problema, según mi humilde entender, es la falta de serenidad y concierto para ajustar esas variables en los tiempos que nos ha tocado vivir... : demasiadas prisas y excesivos compromisos que, en el caso de los niños, están absolutamente fuera de lugar. ¡Tremendo error el de padres y educadores que no enseñan a instalar la serenidad justa en la evolución infantil!....

    Excelente post, el tuyo, Anaje. Sin duda, hay que darles aire....

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    1. Gracias Pedro, muchas gracias por tu aportación. Estoy absolutamente de acuerdo con lo que escribes. ¿Sabes? No sólo les falta el aire a ellos...quizás nosotros deberíamos respirar un poco más. No estamos más que dando un ejemplo de caminar a toda prisa por la vida. En fin, batalla difícil donde las haya...¡pero nada es imposible! Te mando un abrazo Pedro.

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