lunes, 28 de septiembre de 2015

Un NO…que es casi un SÍ


¡Cuantas veces tengo la sensación de que nuestro interior nos dicta un NO y terminamos balbuceando un SÍ…trabado entre los dientes por no batallar! Sinceramente creo que es algo que como docente y madre tendríamos que enseñar a nuestros niños…”UN NO…ES UN NO”…y lo es para todo el mundo…lo es para ti cuando te lo dicen y lo es para los demás cuando tú sacas la tarjeta roja del NO.
Leía en la prensa la semana pasada, que aquí donde yo vivo...repartirán guías, pegatinas y chapas con el fin de invitar a los jóvenes a adoptar una actitud activa frente a las agresiones. El mensaje está claro…”NO ES NO. Insistir es acosar. Acosar es agredir”. En el artículo titulado “Por unas fiestas sin violencia sexista” se nos recordaba que la mezcla de alcohol y el desenfreno no siempre tienen buen final y no es justo que haya quien tenga que pagar sus consecuencias…soportando una situación de temor ante una posible agresión, faltas de respeto, juicios o insultos. Aún hay quien no entiende el significado del NO y sigue alimentando una epidemia global que lastima y perjudica.

Y hoy es lunes…28 de septiembre. Sé que puede que nada te diga esta fecha, sé que puede que sea un lunes cualquiera para ti…parecido al anterior, un lunes que en tu caso abre una semana intensa…o a lo mejor no tanto. ¿Sabes? Para mi es distinto, déjame que te cuente por qué.

Hoy comienzan las fiestas patronales, tres días de ajetreo constante…tamborrada, cohetes, música…exceso de ruidos y luces...llanto de algunos niños que nunca tienen suficientes vueltas en las ferias y quieren más…alegría de otros que ya tuvieron bastante…cuadrillas de jóvenes ilusionados con planes de exprimir hasta el último día…con sus respectivas noches…pañuelos que abrigan los cuellos de quienes desean lucir un adorno festivalero…zapatillas deportivas que caminan a las órdenes de quien se dispone a recorrer las calles con ánimo de no perderse hasta el último detalle…teléfonos que suenan sin parar y disparan incansablemente sus flashes…ávidos de captar el momento para lucirlo en Instagram…bares que esperan con sus cámaras repletas de...

Quiero dejar de pensarlo…tengo que lograrlo…llevo días escuchando a otros padres y madres que viven con la preocupación pegada al alma…que están deseando que pase el huracán de estas fiestas…que cruzan los dedos para que todo transcurra con normalidad. Hablan de bebidas nuevas…modas que no conocemos…costumbres adquiridas que no podemos ni imaginar…porque ya no formamos parte de la tribu, porque ya se nos pasó aquella fiebre de juventud, ya no vamos a poder infiltrarnos entre ellos porque no van a permitirlo, ellos manejan un código que no nos pertenece, conocen el lenguaje de la calle del que estamos distanciados. En todo caso te van a contar lo que quieran contarte…y no te queda más que fiarte, tragar y tirar para adelante…cuidándolos desde la distancia, recibiéndolos con alivio cuando abren la puerta y agradeciendo que les fuera bien…alegrándote incluso de que se divirtieran de manera sana y natural…al igual que lo hiciste tú.

Pero esa voz…esa película que pasa por tu mente...de lo que fue cuando tenías tú el turno…imágenes de lo que viviste hace ya algunos años…fotografías divertidas de tu adolescencia y juventud. Y otra vez la voz que no cesa que no para de susurrarte y te narra...

…tú que viviste las fiestas años atrás en el centro del tornado…que te sentías incomprendida por los adultos, por tus padres, que mirando sus relojes cuando llegabas a casa, te preguntaban qué era lo que podías hacer hasta aquellas horas…altas horas de la madrugada…cuando en lo mejor de la fiesta tenías que marcharte para llegar, para meterte entre sábanas y descansar…tú que alguna vez también sentiste un cosquilleo cuando un petardo anunciaba que comenzaba la aventura…tú que ahora miras los toros desde la barrera…tú que ves que comienzas a comprender lo que sentían tus padres cuando miraban una y otra vez tu habitación…inerte por tu ausencia…una cama y un colchón frío y vacío que te echaba de menos.

…tú y tus circunstancias…experiencias vividas en tu pasado, parece que fue ayer y sin embargo ha llovido tanto desde entonces…y ahora mírate…mírate en el espejo…sonríes recordando alguna anécdota…alguna travesura inofensiva con la que te lo pasaste en grande y ahora eres tú…la misma pero con una manta en el sofá…esperando a quien tomó tu relevo…aquel a quien tuviste en tu vientre…aquel a quien protegiste tantas veces…aquel a quien mirabas cuando dormía en su cama…aquel que te falta porque ha encontrado quehaceres mejores y más interesantes que acompañarte…que está viviendo su momento de euforia…aquel que esperas que llegue en buenas condiciones…de la misma manera en la que atravesó la puerta tras pronunciar un hasta luego…ÉL…a quien vas a esperar...

Él…a quien tanto has hablado…a quien amas profundamente…desde tus entrañas…a quien quisieras que jamás le sucediera nada que pudiera perjudicarle…a quien trataste de educar lo mejor que supiste y pudiste…ÉL…que sabes que te quiere…pero que te pide que sueltes amarras…que te dice que deposites tu confianza en su buen hacer…que tiene pocas batallas a sus espaldas y muchas otras que librar por su cuenta…donde tú ya no dominas territorio. Él…que hambriento de vivencias…osado en esencia…creyente de que nada puede con su fortaleza y a quien tú aún ves como presa fácil…tú y tu instinto maternal, o paternal…tu mente adulta que quisiera controlarlo todo y al mismo tiempo es consciente de que hay cosas que se le escapan entre sombras y neblinas…tú que necesitas creer que todo lo que le has transmitido haya calado en él. Y en verdad confías en él…porque se lo ha ganado a pulso…pero tienes esa manía de olisquear el peligro en el aire…y alimentar tus miedos.

Ellos…los de fuera…los que hacen posible que lo prohibido esté al alcance…al alcance de todos, pero a ti quien te importa es ÉL, una vez más…ÉL, ese que esperas que no se tuerza por mostrarse vulnerable…a pesar de que esté en edad de poder hacerlo…

Tú otra vez…recordando que eres tú misma la que decide depositar algunos billetes en su mano alargada…consciente de que quizás los malgastará en lo que le dices que NO…pero que es consentido en silencio indirectamente…tú…que no quieres criarlo en un mundo apartado del mundo real al que decidiste traerlo y por eso sigues ciertos cánones establecidos por los demás…de los que también formas parte…No lo haces siempre…pero a veces cedes, aún cuando no te convence del todo. Pero te planteaste no ser intransigente ni rígida y terminas dando paso. Has negociado la hora de vuelta…al menos puedes hacerlo todavía…pero a él...no lo vas a ver mientras permanezca fuera de tu campo de visión...

Y...¿qué puedes hacer? te preguntas mientras miras el reloj…deseando de que las agujas corran lo más rápido que puedan y arañen el tiempo que falta para que puedas exhalar el aire que llevas contenido…tú…con tus miedos, con el discurso interno que te dicta lo que debes sentir…con ese parloteo interior con el que luchas cuando te martillea con palabras que te agitan por dentro…TÚ…que sabes que a veces lo que debería ser NO…es casi un SÍ porque de alguna manera lo consientes. Nadie que conozca va a quejarse a los bares en los que puede servirse cualquier cosa por ley prohibida…nadie se atreve por vergüenza…por miedo a sentase rechazado hasta por sus propios hijos…por miedo a represalias contra su persona o lo que es peor…por temor a que sea su propio hijo quien tenga que pagar la cuota.



Solo te cabe esperar…que ÉL tenga presente que el “NO es NO”, y que sepa pronunciarlo ante quien sea…se mofe o se ría de él…y que se haga respetar por quien convierte los NO en SÍ.

4 comentarios:

  1. Muy buena reflexión Anaje, y muy a la orden del día... Has plasmado perfectamente los pensamientos de muchas personas, pensamientos que a veces llegan a destilar mucha angustia... gracias

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    1. Muchas gracias Frederic, me alegro que te hayas sentido identificado...ya que es lo que yo siento en estos momentos. Seguro que lo superamos y hacemos las cosas bien, no me caben dudas. Que tengas un muy feliz día y gracias por tu visita.

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  2. Excelente reflexión Anaje. Es evidente que demasiadas veces bien por aceptación de los demás o bien para que nos dejen tranquilos o por no oírlos como equivocadamente hacemos decimos SI cuando en el fondo sabemos que correspondía decir NO. Equivocaciones que pienso terminan por pasarnos factura. El respeto se pierde, los miedos los padecemos nosotros a causa de una protección mal entendida. Recuerdo que mí padre nunca me tuvo que decir SI o NO que simplemente con una mirada sabía que lo que estaba haciendo o había pedido era bueno para mí o se me iba a conceder, algunos tal vez piensen que era miedo. Simplemente para mí era respeto y otra forma de educar. Las miradas deberían de ser suficientes muchas veces para entender las respuestas. Saludos.

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    1. Si las cosas han quedado definidas de antemano, creo que la mirada basta para que podamos entendernos y hacernos entender. Siempre nos queda la duda de si lo que estamos permitiendo...debe ser permitido. Yo en principio confío en mi adolescente y no me ha dado motivos para dejar de hacerlo. Pero él sabe bien que si hiciera algo que no debe, dejaría de confiar en él. No obstante, siempre le digo que las elecciones que haga, serán en su beneficio o perjuicio. Así vamos, haciendo un seguimiento sin que lo sientan como un acoso. Y desde luego, el respeto es un valor universal que no entiende de épocas. si el respeto se pierde, apaga y vámonos. Una de cal y una de arena creo que está bien, ni demasiado rígidos, ni demasiado flexibles...buscando siempre el equilibrio. ¡Feliz noche Jorge y gracias por tu aportación!

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