Por eso decidí y prometí a mis hijos, que aún sabiendo que ni Papa Noel, ni los Reyes Magos ni el Olentzero ( personaje vasco mitológico que vive en el monte y trae regalos a los niños la noche del 24 de diciembre) existe, jamás permitiría que se rompiera la gran ilusión de ese despertar en el que se encuentren sus regalos debajo del árbol o colgados en la chimenea.
Sucede que a veces no sabemos ni que comprar y como los niños de ahora tienen de todo, se nos agotan los recursos. Cuando son pequeños, insistimos en regalarles juguetes que a lo mejor ni les interesan. ¿No os ha pasado alguna vez que en vez de entretenerse con el juguete en cuestión han jugado más con la caja que lo contenía?
Ya cuando son mayores, lo que demandan precisamente son productos electrónicos como juegos de diferentes consolas o incluso tabletas o smartphones que cada vez nos alejan más. Todos sabemos que la tecnología nos ayuda mucho pero también bloquea muchas veces el espacio de comunicación.
El gran debate entre si conviene regalar máquinas o no es el debate que muchas veces nos toca escuchar. Creo que es bueno recordar que el VENENO no existe; sólo existe la DOSIS . El buen o mal uso de los aparatos electrónicos debe ser educado y dirigido por los padres y madres.
En todo caso, siempre es decisión de las familias cuál va a ser ese regalo que hará que los niños y no tan niños puedan disfrutar.
La verdad es que... yo estoy pensando en pedir algo muy valioso este año por Navidad: una cajita con TIZAS de colores, para que cada vez que riña, trate o negocie con alguien, pueda trazar en el suelo una rayita entre los dos. El secreto para comunicarnos mejor residirá en aprender a ver las cosas desde el otro lado de la TIZA; escuchando y atendiendo al otro como a mi me gustaría ser atendida. Poco vale una cajita de tizas y mucho vale el poder del ENTENDIMIENTO. Os lo cuento, por si no sabéis qué pedir o qué regalar.
Me atrevo además a pedir también que el concepto de #eterNAvidad se propague y se ponga de moda. Que todos los deseos de paz, amor y bienestar se extiendan al resto del año; que esa ilusión Navideña por la unión familiar y fraternal sea posible también lo que dura un calendario completo, 365 días de entusiasmo, buenos deseos y solidaridad para todos. Y he escrito para TODOS. No voy a dedicar este texto a opinar sobre todos los spots comerciales que la televisión y los medios nos ofrecen, o los recordatorios constantes de que algunas personas no tendrán Navidad. Ese es un tema mucho más amplio, que el espacio que aquí tengo para expresarme. Sería bueno que recordáramos todo el año, toda la vida, que a veces lo que para algunos es "normal", como tener un plato caliente en la mesa o ropas que vestir, para otros es un lujo inalcanzable. En todo caso, ahí dejo el tema para la reflexión y para invitar(nos) a tenerlo muy presente y agradecer cada día y apreciar las cosas más simples que la vida nos ofrece, como poder tomar una ducha, bebernos un cola-cao caliente o dormir bajo un techo seguro, entre otras. No obstante, los más afortunados deben disfrutar y participar de estas fechas; siempre debemos celebrar lo que ha de ser celebrado ¿por qué no?
Ojalá pudieran todos los habitantes del planeta disfrutar de la #eterNAvidad y sentirse "como niños con zapatos nuevos" o mejor aún "calzando los viejos zapatos, sentirse como niños renovados".
Deseo y cierro mis ojos para desearlo con intensidad, que no olvidemos que por muy importantes que sean los regalos para nuestros hijos e hijas, lo más valioso que podemos regalarles es nuestro tiempo y... eso no se compra, sino que se gestiona para poder llegar a quién realmente merece la pena, priorizando y siendo conscientes de que lo más importante en la vida es darse cuenta de QUÉ es lo verdaderamente importante. Juguemos con ellos, pasemos tiempo con ellos, tirémonos al suelo o lancémonos en trineo por las nevadas laderas de cualquier montaña. La vida vuela, y casi no nos damos cuenta de que nuestra labor como padres y madres principalmente consiste en ACOMPAÑAR a nuestros hijos e hijas y AMARLOS mucho para que algún día se puedan marchar...PORQUE...algún día lo harán. Ojalá podamos dedicarles #eternamente nuestra mejor versión, esa que servirá de ejemplo. No os olvidéis de que cuando les digamos que "anden con cuidado" siempre nos podrán contestar que "caminemos nosotros con precaución", ya que ELLOS SIGUEN NUESTROS PASOS.
Ojalá recordemos los 365 días del año, que la salsa de la vida requiere...AMOR, AMISTAD, FAMILIA, SOÑAR, VIVIR LAS EMOCIONES, SENTIR LA MÚSICA, TENER GANAS DE..., SONREIR, LUCHAR PARA ALCANZAR METAS, NO CONSTRUIR OBSTÁCULOS, IMAGINAR, VOLAR ALTO, SUBIRNOS AL TREN QUE CORRESPONDA, COMPARTIR, NO MIRAR ATRÁS, DISFRUTAR DE LAS PEQUEÑAS COSAS, IMPLICARSE EN LO VERDADERAMENTE IMPORTANTE,...
Me ha encantado tu reflexión Anaje, y la suscribo palabra por palabra. Me ha encantado lo de las tizas... se nota que te dedicas a la docencia. Te deseo una feliz Navidad y que Papa Noel, los Reyes Magos o el Olentzero (aquí no lo tenemos pero tenemos al Tió, un tronco de madera que los niños golpean con un palo mientras cantan una canción y "caga" regalos) te traigan muchas cosas. Porque ¿sabes? La magia existe...
ResponderEliminarSí que existe Frederic, yo creo en ella. Muchas gracias por tu compañía. ¿Tú también pedirás una cajita de tizas? Di que sí, que nos vendrá bien a todos esforzarnos por comunicarnos mejor con los demás. Te deseo lo mejor, a ti y a quien te rodea. Sea Olentzero o Tió (que no conocía, pero ahora lo aprendo), nos traiga lo más importante, la salud para poder disfrutar de los pequeños placeres de la vida. El resto ya lo iremos haciendo. Un abrazo, amigo mío y disfruta de las fiestas. Gracias por ser y estar.
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