Estaba enfadado, sentía rechazo hacia aquella profesora...porque no entendió su mensaje. Palabras...que esta vez herían a un adolescente, en plena ebullición.
Él se había esforzado por entregar un trabajo cuatro días antes de la fecha. Cometió un error. Compartió su trabajo con aquella docente, feliz y contento,...satisfecho por haberlo acabado antes de la fecha límite. Se relajó y siguió su camino. Por delante tenia más trabajos que entregar, más exámenes que preparar. Pero estaba motivado, ilusionado. Sentía que estaba organizando su trabajo y gestionando sus tiempos de una manera eficaz, eficiente, que lo conduciría al éxito.
Y...en pocos días, su actitud cambió de una manera radical. Aquel trabajo del que tan orgulloso se sentía recibía una calificación de suficiente. La profesora había recibido en su correo un trabajo de seis diapositivas cuando debían de ser siete. Él juraba que había compartido siete. Se sentía herido, su descuido le había costado tres puntos y la escucha de un mensaje que le resonaba constantemente que decía "tenía que haberte puesto un no presentado, ya que tu trabajo está incompleto”. Pero nadie se lo había explicado antes.
¿Qué es evaluar? ¿Se trata de enjuiciar, calificar o…hablamos de un instrumento para mejorar un proceso en el que intervienen muchos factores? Porque en el proceso de enseñanza-aprendizaje no participan sólo los alumnos. Seamos JUSTOS. Ser buen docente implica también ser JUSTO. Y lo justo no es hacer juicios de valor, ni etiquetar al alumno/a. La finalidad de una buena evaluación es la regularización de las dificultades y errores que se van detectando en el proceso de aprendizaje, así cómo de los éxitos. Y en ese proceso todos somos agentes activos, por lo que deberíamos a aprender también a auto-regularnos, a ser conscientes de nuestros obstáculos y limitaciones, así cómo de las mejoras. Para un aprendizaje continuado es preciso intercambiar impresiones con el objeto de saber si ese aprendizaje se está dando bien.
En este proceso no valen las improvisaciones. No vale decir sin avisar…"Te merecías un nueve pero te pongo un seis porque hace tres semanas no realizaste las tareas de manera adecuada". ¿Queremos obtener lo mejor de ellos/as que nos acompañan todos los días? Pues entonces comuniquemos lo que queremos obtener de ellos desde el principio, cuáles serán nuestros criterios a la hora de evaluar el PROCESO, qué esperamos de ellos en todo el proceso y valoremos sus logros, de manera que se sientan motivados a dar lo mejor de sí mismos.
Todo comienza en saber VER su punto de partida. SON ÚNICOS E IRREPETIBLES. Desde ahí podremos ayudarlos a ir construyendo aprendizaje, ese que deberán descubrir ellos mismos. Pero con las cosas claras, encima de la mesa. Partiendo de SU casillero de salida, podremos ir observando sus AVANCES y sus FRENOS y también podremos respetar sus propios ritmos para aprender y las necesidades individuales que tienen. El alumno/a necesita recibir una retroalimentación sobre sus logros y dificultades para poder mejorar su desempeño. Pero OJO!!! Esta retroalimentación no tiene por qué proceder solamente del maestro. Existe también la posibilidad de AUTO-EVALUARSE, proceso que debemos permitir, o...evaluarse entre iguales...de manera que el evaluado se acostumbre a escuchar las opiniones de los demás y los demás se sientan libres de opinar. En todo caso, hay muchas evidencias a evaluar en cada uno de los alumnos y alumnas, así como en la labor del docente. Porque cada uno es un mundo. La evaluación, sea realizada por el profesor, por un alumno o ambos, es la fórmula para determinar las fortalezas y debilidades de cada uno de los participantes en el proceso de aprendizaje. Siempre he pensado, no obstante, que la educación es una aventura con un final feliz.
Y no olvidemos que sólo lo que se EVALÚA se mejora. ¡¡ PERO, HAGÁMOSLO BIEN!! Busquemos diferentes maneras de evaluar, para que cada alumno o alumna nos de pistas sobre su aprendizaje y podamos percibir los DONES de cada individuo. Porque los tienen. Ellos quieren saber si están logrando lo que se les ha propuesto al igual que el facilitador o docente.
RECORDAR que la evaluación es un proceso y no un suceso y siempre será un medio y nunca un fin. ¿O se la juegan a una carta?
Me ha gustado mucho me ha parecido muy interesante
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Gracias Choni. Síque lo es. Todos somos únicos y como tales tenemos talentos y dones que deben ser reforzados. La cuestión es poder descubrir nuestro don. Gracias otra vez, por tu visita y comentario.
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