jueves, 26 de febrero de 2015

SUNTSIPENA (DESTRUCCIÓN)


Aplastaron lo invisible de su persona para que no pudiera desarrollarse ni pudiera crecer…y se quebró como un cristal.

lunes, 23 de febrero de 2015

#juegodeFRÍOS



Muchos de los que somos padres y madres o educadores, hemos pensado y dicho que “nuestros hijos e hijas son nuestra máxima prioridad”…pero quizás deberíamos tener en cuenta que dar prioridad a los niños y niñas no significa darles todo lo que quieren, cuando lo demanden y de la manera que lo deseen. Dejar que ellos reinen va muy en contra del ejercicio de la democracia. Si queremos construir una convivencia democrática, dónde podamos ejercer la propia libertad y respetar la libertad de quien tenemos a nuestro lado, deberíamos defender nuestros derechos cumpliendo con nuestras obligaciones con respecto al bienestar de los demás. Ese es uno de los mejores legados en mi opinión, que podemos dejar a nuestros pequeños…porque amar a nuestros hijos e hijas no está reñido con establecer unas normas y límites que impidan que alguien que viva bajo el techo familiar se convierta en "rey absolutista". Y a veces incluso será necesario saltarse un poco la democracia familiar y tomar decisiones que no van a ser del gusto de todos, hay que tomarlas en la vida, y los menores no siempre están preparados para decidir.

Bajo el dicho “por la paz un ave María” se esconde muchas veces una actitud calmistasinónimo de pereza o ausencia de ejercicio educador…que quizás se traduzca en miedo. El miedo, una y otra vez, el miedo a crear conflicto cuando “hacemos lo que debemos hacer”…A veces no hay paz si no ha habido un poco de guerra…y la calma no significa que todo este en paz. Esquivar los problemas y discusiones…omitir responsabilidades como padres, madres o educadores no hará que suframos menos. Curiosamente, evitar conflictos y aristas con nuestros hijos e hijas…puede llevarnos a entrar en un mundo de tinieblas. No hace falta que utilicemos constantemente la espada del verdugo pero quizás tampoco deberíamos portar una “armablanda” en vez de la armadura. Algunos de los pretextos para no pulsar el STOP y delimitar conductas, suelen ser la falta de tiempo, la comodidad, el pensamiento de que alguien externo ejercerá el rol de facilitador, la creencia de que estamos “condicionando” o incluso que estamos siendo “bonachones” o “demasiado generosos”. 


La paz llega cuando...
...tenemos claro que hay cosas que no se pueden hacer porque dañan a los demás o a uno mismo...
…sabemos que ni se puede tener todo, ni se puede conseguir, ni se puede dar…y aunque pudiéramos comprarlo...
…no deberíamos proporcionarlo. Porque entrenar a nuestros hijos en el ESFUERZO es lo que los hace precisamente fuertes y les ayuda a afrontar mejor las dificultades y las adversidades de la vida.

Puede que hayamos pasado de una educación basada en el “porque yo lo digo” a un “no digo nada... no vaya a ser que alguien se traumatice”. Conducir un barco sin fijar el timón, lo llevará indudablemente a la deriva. Pasando del bochorno en el supermercado cuando el niño se tira al suelo porque quiere comprar caramelos…a la negociación de la hora de entrada en casa de un adolescente novel…mantenerse firme en el “sí” o el “no” viene a ser lo que en definitiva nuestros menores agradecerán en el futuro. Es el juego del tira y afloja, un #juegodeFRÍOS si no se lleva a cabo de manera contundente y determinante, porque amarlos no va reñido con una disciplina positiva.


Hace poco, una madre me relataba que había tenido que dejar de salir con un grupo de amigos y amigas. Debido a la crisis que fuertemente había azotado su hogar, no podía seguir manteniendo el ritmo de vida anterior, y tenía dificultades para explicar ante sus hijos que ya no podían irse el fin de semana de mini-vacaciones con sus amigos como venía siendo costumbre en sus vidas. Tener que sentarse y dialogar…le costaba mucho más trabajo que renunciar a sus amistades. Era consciente de que huía y no afrontaba su situación y yo…si os digo la verdad, la comprendía. Es difícil hacer entender a un niño o niña acostumbrado a un “estado de bienestar” que debe diferenciar entre lo que necesita y lo que desea. Se puede necesitar una camiseta y desear una marca específica…La necesidad puede ser satisfecha, dejando de lado el deseo…Ya que al satisfacerlo no vamos a ganarnos su felicidad ni vamos a excluirlos de ningún grupo. Las tarjetas de crédito no son “mágicas” ni se recargan solas. Pero…a veces tengo la sensación de que ellos y ellas, es decir, nuestros descendientes…así lo creen. Si el que siempre “mama cuando llora” consigue su dosis…no dejará de llorar. Pero el llanto se hará cada vez más fuerte, más agresivo, más violento o incluso más insano.

También recuerdo el relato de una madre hace muchos años, casi al inicio de mi ejercicio docente…que me explicaba que su único deseo era que su hijo fuera feliz. Seguro que es algo que deseamos todos los que ejercemos la maternidad y paternidad…incluso los docentes sin hijos desean la felicidad de sus alumnos. El problema es el precio que debemos pagar por obtenerla…y conseguir una felicidad efímera y pasajera no creo que entre dentro de nuestros planes. Aquella madre, entendiendo que era su deber, organizaba cada año un viaje a un lugar paradisíaco. Curiosamente lo que no entendía era que su hijo le dijera que aquel año prefería irse de vacaciones al pueblo con su padre. Puede que lo que ella no terminaba de asimilar fuera que su hijo había comprendido en su fondo interno, que los bienes materiales no sustituían los apoyos emocionales y en aquel terreno…el padre con menos recursos económicos aparentemente lo hacía mejor. Eran afortunados si aquel niño valoraba y buscaba esos “afectos” que no pueden ser comprados con dinero…ya que precisamente la mayoría no lo consiguen y se convierten en tiranos opresores…cada vez más exigentes, al ver que sus progenitores alcanzan a pagar sus caprichos, por muy caros que estos resulten.


No siempre podremos conducir por autopistas o autovías, existen también los terrenos pedregosos, las curvas y los baches que bien atravesados nos llevan al destino al que debemos llegar. Ya llegará el momento en que nuestros hijos e hijas REHAGAN, AMPLIEN o SALTEN las pautas que hemos ido diseñando…Las pautas avisan, informan, indican…nosotros elegimos si hacemos caso de lo que nos quieren decir e irremediablemente…ellos también elegirán...pero un punto de partida delimitado es imprescindible en la aventura de la vida ya que no conozco a nadie que nazca con conciencia de límites. 

Si estamos viendo la televisión y no nos gusta lo que vemos, podremos cambiar de canal para escoger otro programa que nos guste más. Esto no sirve en la vida. Por muy cansados que nos encontremos,  por mucho desgaste que suponga poner las cosas en el sitio que corresponda, es nuestro deber hacerlo. No olvidéis que ellos pueden ser mucho más PERSEVERANTES en su lucha por obtener lo que desean y que viven los conflictos como una “lucha de poder”… un juego de TRONOS, un juego de quien puede más, un juego de yo gano y tú pierdes. La GRAN ESPADA DE DAMOCLES, en la educación de nuestros hijos e hijas.

Nosotros…LO SABEMOS, CONOCEMOS SU ESTRATEGIA, y por eso...podremos incluso sacar partido de los conflictos para crecer y ayudarles en su propio crecimiento.


jueves, 19 de febrero de 2015

lunes, 16 de febrero de 2015

Durmiendo con un amigo WHATSAPP


Redondo y verde…con un dibujo blanco parecido a una boca sonriente. Qué será, será...
Hoy hablo del Whatsapp, gran invasor que tantos usuarios se ha ganado…nada más y nada menos que 20 millones de personas en este país.

Ahora bien, la aplicación vive dentro de un teléfono móvil que los padres y madres decidimos poner al servicio de nuestros hijos…Tema de mucho debate, tema que nos hace cuestionarnos mucho sobre el momento adecuado de introducirlo en nuestras casas como compañeros de fatigas. Y aunque sea un tema obvio, no puedo obviarlo tanto…ya que está produciendo ciertos estragos, no sólo entre nuestros menores, sino también entre los adultos.

Es difícil ya encontrar alguna criatura que no posea el preciado teléfono a partir de los 11 o 12 años. Ellos tienen aprendida la lección, saben cómo responder ante la pregunta de si lo necesitan o no. Algunos tienen claro que es una especie de niñera, algo así como una “telepaternidad”, cuidador tecnológico o sustituto de paternidad o maternidad ausente. Les ayuda a buscar a sus padres y madres rápidamente o en caso contrario…cuida de ellos y facilita a los progenitores a tener localizados a sus vástagos…Eso, si los usuarios responden a las llamadas o mensajes. Me doy cuenta de que las compañías fabrican móviles para niños, haciéndonos a veces creer que dotar a nuestros pequeños de un celular, nos dará más seguridad. En el caso de los adolescentes, las razones por las cuáles necesitan tener sus smartphones son tres:

AMIGOS
AMIGOS
AMIGOS

En esta etapa, sí que es imprescindible el dichoso aparato, ya que no queremos que nuestros hijos e hijas sean los “raros” o “diferentes” por no tenerlos. No vaya a ser que se queden discriminados y tengan un trauma…Terminamos adquiriendo el “chupete electrónico” para no enrabietar a los jóvenes. Cuidado…que me incluyo…no me libro…yo también terminé por comprarlo para mi hijo porque lo “necesitaba”.
Lo mismo da que tengamos el teléfono fijo en casa, que terminemos pagando sus tarifas cuando deberíamos enseñarles el valor del esfuerzo para pagarse sus vicios o que nos convirtamos a veces en invisibles porque les ha salido una extensión en sus manos de la que no se pueden despegar.

Las preguntas que yo me hice antes de abrir las puertas de mi casa al móvil fueron...

¿Cuál es la edad adecuada para adquirirlo?
¿Debo además pagar una tarifa que incluya internet para que tenga acceso a las aplicaciones que demanda?
¿Son estas adecuadas? ¿Pueden crear una adicción?
¿Cuál es mi papel? ¿Debo controlar lo que comparte? o mejor dicho…¿Podré controlarlo o querré hacerlo?...

...Porque sinceramente os digo que a veces pienso que hay cosas que es mejor no saber, si bien es cierto que debemos tener una visión general de por dónde se mueven nuestros hijos e hijas…hay cosas que es mejor no ver, mientras percibamos “normalidad” y armonía en su comportamiento.

Ahora que ya tengo la experiencia de tener un adolescente “whatsappeador profesional”, pienso en estos aspectos que hoy QUIERO COMPARTIR CON VOSOTROS. Puede que también lo hayais pensado…puede incluso que hayais pensado mucho más que yo y me podáis aportar otros puntos de vista que no veis reflejados aquí…Puede que no estéis de acuerdo…En todo caso, sentaros si quieres, mirad a ver si a vosotros os preocupa también lo siguiente...

- Las imágenes y vídeos que pueden compartir…Sinceramente, debemos reconocer que tienen acceso a todo tipo de contenidos. Pueden enviar imágenes de su persona, algunas incluso comprometidas y exponerse a que se divulguen rápidamente entre una cantidad inmensa de personas. No debemos olvidar que gracias a la capacidad del app para crear grupos, la información que se maneja de aparato a aparato puede ser propagada en segundos entre gran cantidad de usuarios. Eso...si no reciben vídeos de contenido absolutamente contraindicado, contenido que les resulte difícil de digerir...cualquier cosa que alguien les pueda enviar, sin pensar que no tienen edad para realizar ciertos descubrimientos aún.

- Gracias a los teléfonos que nuestros hijos e hijas poseen, pueden incluso grabar imágenes poco éticas…y lo que es peor, compartirlas con otros. Pueden ser incluso partícipes de acosos o insultos y faltas de respeto a terceros…Y si se me permite ir un poco más lejos…conocer o practicar el sexting o cyberbullying, problemas frecuentes entre ciertos grupos. No olvidemos que enviar fotos que atenten contra la dignidad de alguien es un delito.

- Les resulta sencillo utilizarlos por las noches sin que los progenitores nos enteremos. Existe la posibilidad de ocultar la hora de utilización. Esto puede provocar interferencias en sus ciclos de sueño, tanto por el uso, cómo por la influencia del ruidito de la aplicación que puede ser molesto si el resto de participantes de su grupo lo está utilizando. Hay quien se acuesta con el whatsapp y se levanta con él.

- Del punto anterior, pasamos a los problemas de estudio. Tener los libros y cuadernos abiertos y el móvil al lado sonando continuamente es un espectáculo que seguro a algunos nos habrá tocado ver. ¿Qué pasa con su concentración a la hora de desarrollar su trabajo personal?  Sólo eso si además no se pasan las soluciones de las tareas unos a otros, para terminar antes los famosos deberes y ponerse a deslizar el dedo por sus pantallas. ¿Qué pasaría con el rendimiento escolar?

-¿Son whatsappadictos? Cualquier momento o evento tiene que ser interrumpido "ipso facto" por tener que responder de manera inmediata y acudir a la llamada de la tribu que los reclama. Así, se abstraen de la actividad familiar, aislándose en su mundo virtual. Incluso podrían escribir algo de lo que después se pueden arrepentir por la impulsividad del uso de la aplicación. El pitido que anuncia un mensaje puede crear incluso un punto de ansiedad u obsesión. Su cerebro casi está demasiado activado, lo cual produce excitación y cambios en su personalidad. Hay cada vez más casos que lo demuestran.

- Utilizar el whatsapp para muchos es sinónimo de comunicarse, de hablar. Pierden capacidades en lo concerniente a habilidades sociales. Puede que os parezca exagerado, pero a veces parece que se sientan en un parque y se mandan whatsapp entre ellos teniéndose delante porque se olvidan de que pueden utilizar el lenguaje oral. Por no meternos en la escritura que utilizan, ¿quien comprende lo que escriben? 

- Se vuelven esclavos absolutos. Su lema es ¡NO, SIN MI MÓVIL!

- Les puede sobrar tener que practicar sus hobbies, no es ni tan siquiera necesario salir de casa para "comunicarse" con los demás. El whatsapp se impone a las relaciones personales.

- Dicen que es fácil de hackear, por lo que cualquiera puede acceder a nuestro teléfono sin que nos demos cuenta...cualquier usuario puede hacerse pasar por quien no es y acceder a nuestro mundo. Añadimos la posible pérdida o robo... ¿Qué pasa si el teléfono se pierde o hay alguien se lo apropia? Cualquiera puede acceder a contenidos que han sido compartidos.

- No tiene una normativa de seguridad, por lo que no está controlado. ¿dónde se guardan las copias de la información que se envía?

-  Muchas veces los amigos y amigas de nuestros hijos e hijas están en nuestra propia casa, de continuo, ocupan nuestros espacios y nuestra vida familiar. Puede que más allá de los amigos de nuestros hijos e hijas…los nuestros también convivan con nosotros porque vivimos pendientes de recibir notificaciones y mensajes. ¿Dónde queda la intimidad familiar?

- Existe la posibilidad de que los usuarios de la famosa aplicación se vuelvan seres controladores y suspicaces al tener que estar revisando si los mensajes que se envían llegan a su destino o quieran comprobar cuando fue la última vez que alguien utilizó la herramienta.

- Probad a quitar a un adolescente el móvil o...arriesgaros a esconderle el cargador. Se pueden volver irascibles si se ven desposeídos de su medio de conexión con el mundo. Su reacción puede parecerse a una especie de "síndrome de abstinencia".

Y ante todo esto...¿qué hacemos?
Ya que les ponemos el arma en la mano...¿vamos a enseñarles a usarla con responsabilidad? ¿vamos a educarles y advertirles sobre lo importante que es la privacidad de sus conversaciones o las cosas que comparten?

Nosotros los padres y madres somos quienes tenemos un papel fundamental, observando la relación que tienen nuestros hijos e hijas con el aparato y la aplicación, valorando si hay motivos de preocupación. Antes de que podamos lanzar algún móvil a un lago para que lo devore y no vuelva a quebrar nuestra paz...


...¡Que el SENTIDO COMÚN nos ilumine!

jueves, 12 de febrero de 2015

lunes, 9 de febrero de 2015

#malosFRÍOS


de aquellos que no aprendieron a amar porque tampoco fueron amados, que carecieron de todo afecto…que no recibieron cariño, ni caricias, ni abrazos,…y repitieron aquella conducta de la que se alimentaron cuando alcanzaron su madurez.  Ellos también fueron expulsados al mundo, vapuleados…se refugiaron en el miedo y se fabricaron un escudo de hierro forjado a base de tambalearse por una vida mezquina, llena de trampas y tintes de indiferencia. Crecieron y se hicieron mayores, y decidieron procrear, quizás con el objetivo inicial de hacerlo mejor, de ser mejores…

Pero no pudieron, ni supieron…nadie les había mostrado con el ejemplo lo que significaba ejercer de madres o padres desde la responsabilidad y... la historia...se volvió a repetir. Es este el relato de una madre que no conoció el calor ni siquiera en su más tierna infancia. Sus hijos sufrieron una especie de abandono casi desde el principio de sus historias en su país de origen, viviendo en la calle,  puede que malviviendo y aprendiendo a sobrevivir…fuera de toda civilización y afecto humano. Pateados, apaleados por la VIDA, esa vida que para ellos no fue un regalo, más bien lo contrario…Caminaban sobre un campo lleno de minas que les obligaba a ir de puntillas.

La madre sujetaba una especie de detonador en sus manos, aplicando lo mismo que había vivido en sus carnes…Aquella maestra amiga mía, compañera de profesión, la conoció cuando trabajaba con uno de sus hijos, aquel que se había quedado en un país lejano, aquel que sería recogido cuando ella pudiera reunir algunos ahorros. El niño de los ojos negros, oscuros y mirada profunda…desafiante..pero suplicando ayuda al mismo tiempo. Sufría de #malosFRÍOS. Vino al mundo y se construyó un personaje desafiante, en constante alerta y contra-atacando sin ser atacado. Portaba siempre su escudo en una de sus manos mientras sujetaba la espada con la otra…espada que no dudaba en utilizar ante peligros que casi siempre existían en su imaginación…pero era lo que había mamado desde pequeño. Grosero, mal hablado y con carácter agresivo…un miedoso de los “brutos", que arremetía contra todo y todos. Era como si no dejara que nadie se acercara a su mundo e intentaba aislarse de cualquier muestra de humanidad. Aquello lo convertía en un ser humano del que todos sus compañeros huían, huraño, desconfiado, verdugo con su mascara de valiente construida a base de amargas derrotas, máscara que sólo una mirada amorosa podría percibir. 


Su maestra intentó quemar todos los cartuchos, para reconducir una conducta inadecuada, con la certeza de que al fin y al cabo estaba delante de una víctima que se había puesto el traje de “tipo duro” porque ya nada tenía que perder. Se lo debía a él y a sus compañeros…aterrorizados, temerosos de sus reacciones, desconcertados porque no habían visto cosa igual…lejos de poder comprender qué era lo que llevaba a una persona a rechazar cualquier tipo de ayuda. Como profesional de la docencia, sabía que tenía que informar a la familia…aunque casi sentía que de poco valía…era para sí misma como si estuviera hablando con una pared…sorda…indiferente…pared que no podía atender el lenguaje emocional porque no lo había vivido en su piel.

Aquella tutora me decía compungida…“te llega el día en que tienes que mirar a la cara a esa madre…no eres portadora de buenas noticias…pero necesitas jugarte la última baza…porque llega un punto en el que la convivencia en el grupo que tutorizas se ha vuelto difícil de gestionar. Intentas quitarte de encima tus prejuicios y mantener la esperanza…de que quizás encuentres la ayuda…esa que precisas para mejorar la vida en el aula…quebrada por la intrusión de la injusticia cometida con un menor"…#malosFRÍOS.

Su relato era estremecedor...

"Te sientas…narras los sucesos intentando ser lo más objetiva posible…pero te cuesta…hablas de un niño…en realidad una víctima de su propia madre…esa persona que se ha sentado en frente para escuchar lo que tienes que contarle. Esto es lo que sucede…"

"Delante mío una madre, bien vestida y arreglada. El motivo de la charla...diseñar estrategias para que aquel niño se adaptara a las exigencias de su nuevo hábitat. Para él había sido un choque, puede que un shock...como si de repente hubiera salido de una isla desierta y muy amplia…y entrara en un armario cerrado…que limitaba sus movimientos. El niño se sentía atacado sin serlo. Esa es a veces la sensación que produce la emoción del miedo. Eso que muchos no terminan de entender. Porque bajo un aspecto valiente, se puede esconder perfectamente un cobarde disfrazado…que siente que el mundo entero está en su contra y se abre paso a trompicones, a empujones, a gritos si hace falta…Sólo un abrazo y un susurro de cariño podría pararlo en seco, una colección de ellos mejor…Pero ella, su madre, no lo entendía así porque tuvo la misma infancia y sin embargo consideraba que había salido al paso indemne. Hablaba de su hijo como si fuera un maltratador  y en realidad…era ella la que capitaneaba un caos desordenado, una desestructuración familiar, un abandono precoz…de sus funciones."

Aquella maestra jamás se había levantado de una reunión de tutoría, jamás había abandonado su posición y sin embargo, aquel día…no lo pudo soportar, yo tampoco hubiera podido.

"Me levante porque no podía seguir escuchando su relato…” narraba con estupor.

Un manotazo a un ordenador en plena discusión por parte de ella,…El ordenador se había caído de la mesa y se había roto. “Así ya no se pelearán más” pensaba aquella madre. “Estoy harta de que se comporten mal entre ellos” “ No los soporto”. Esto fue lo más suave que la maestra escuchó. Balbuceaba que después se caldeó el ambiente y aquella madre, que no era consciente de lo que decía, se atrevió a narrar su estrategia para resolver ciertos conflictos entre aquellos niños. Los ponía en fila, uno al lado del otro, les ordenaba que se juntaran bien juntitos. Empezaba por el de su izquierda y su compañero más próximo. Los sujetaba por la cabeza y las hacía chocar…los de las esquinas se libraban de un golpe…era peor para los del medio…Aquellos recibían por partida doble. “Fíjate que ni aún así no pude obligarlos a que me confesaran quien me había cogido dinero de la cartera” confesaba la mujer. No alcanzaba a calcular la gravedad de los hechos.

Antes de darle la espalda y cerrar la puerta para no tener que seguir escuchando lo que le producía horror y le erizaba la piel...le pidió que no siguiera hablando…que se marchara de allí, que iba a obligarle a poner una denuncia…

Desde entonces no volvió a llamar a aquella madre cada vez que el niño de los ojos negros sacaba a relucir su parte iracunda. Le daba pavor hacerlo, lo exponía demasiado a un ataque desmedido de aquel alma helada…un hielo que ni siquiera el punzón más afilado del mundo podía ya quebrar. Aquel niño tenía pocas probabilidades de librarse del #malFRÍO, sólo  quedaba una baza...diseñar una estrategia que no contemplara la actuación “familiar”. Estrategia que alinearía la COMPASIÓN y la EMPATÍA…el AMOR, la CONTENCIÓN, la COMUNICACIÓN  y el CALOR.



Lo único que pensé después de escuchar su narración, su historia…aquella que había marcado tanto su vida profesional. fue lo afortunados que son los niños que crecen en brazos del afecto. Es precioso mirar a un niño o niña por las noches, observar su rostros, verlo dormir en paz, saber que descansa relajado,…y pienso que…pienso que todos los niños y niñas del mundo deberían correr la misma suerte, deberían ser abrazados por la DEDICACIÓN de sus mayores, SONRISAS, PACIENCIA, APOYO, FUERZA, ILUSIÓN…para lograr que se construyan como seres humanos capaces y felices.

lunes, 2 de febrero de 2015

hablamos de #SEXO


Cuando empecé a ejercer de maestra, allá por el año 92, me asignaron la tutoría de tercero de Primaria, es decir, estaba a cargo de un grupo de niñas y niños de 8 años. Recuerdo con mucho cariño, y hasta esbozo una gran sonrisa cuando los hechos que un día acontecieron en el aula que me asignaron para debutar, vuelven a mi memoria…aquel día en que entré por la puerta y pude olfatear que la atmósfera que se respiraba dentro era diferente a la de otras ocasiones. Sentí cómo observaban mis movimientos, mi cara, me miraban con ganas de querer decirme algo…pero no saber cómo empezar. De repente…un niño rubio, con sus gafas que hacían de su rostro un lienzo muy divertido para admirar, alzó su mano. Me indicó que querían hacerme una pregunta entre todos, que habían estado discutiendo entre ellos una cuestión y necesitaban resolverla…pero que les daba mucha vergüenza. Casi al instante, pude deducir de qué se podía tratar…seguro que era algo relacionado con algún tema sexual o algún tema "tabú". Ya los venía observando y aquel era un grupo inquieto al respecto. La pregunta me resultó mucho más suave de lo que suponía…”¿Se pueden tener niños sin casarse?”…No me dio tiempo a responder, ya que aquel mismo niño de cabellos dorados con su carita risueña respondió de inmediato…”Mis padres no están casados y sin embargo yo nací de ellos”. Los otros niños lo miraban, y después volvían su mirada al punto en el que yo me encontraba. Esperaban que yo respondiera que NO, que había que casarse, ya que todos los demás tenían constancia de que sus padres y madres habían pasado por alguna vicaría o ayuntamiento para “formalizar” su situación. Era evidente que habían tenido un amplio debate entre ellos antes de formularme la pregunta. Me alegro de que lo hicieran y de que yo decidiera resolver sus dudas, con la VERDAD, con una verdad adaptada a su nivel de comprensión.


Me vi en una encrucijada…Aquello era un colegio de monjas…Si respondía la verdad, podía tener repercusiones por parte de la directora o algún padre o madre “cumplidor cristiano hasta la médula” que podía tener ciertos reparos en que se debatieran ciertos temas en la escuela. Si mi respuesta era que había que casarse necesariamente para concebir, estaba mintiendo…Y si algo no perdonan los niños y niñas es la MENTIRA.

“No es necesario casarse para tener hijos” dije, “pero sería deseable querer tenerlos y tenerlos con alguien a quien se ama”. Vaya conceptos más difíciles para entender…”Me he metido en un lío” pensé…Ahora debo explicar cómo se tienen los niños/as y además de eso…quizá hasta tenga que explicar qué es lo que yo entiendo por amor. Explicar a los niños que el AMOR está implícito en nosotros y que es un DON, así como explicarles que ese DON nos capacita para DAR(NOS) de forma desinteresada, procurando el bien ajeno no es tarea fácil. No existe mejor explicación que la vivencia en sí, vivir en el AMOR, educar en el AMOR, comunicarse desde el AMOR...

Pero no quiero desviarme del tema, hoy quiero hablaros de la EDUCACIÓN AFECTIVO SEXUAL. Hace como dos meses, mi hijo pequeño, que tiene diez años, me dijo que jamás volvería a comer en una cadena de “restaurantes” de comida rápida…Había descubierto un vídeo que mostraba un ranking de los diez peores hallazgos entre hamburguesas y patatas fritas. Pero tenía un problema…bastante gordo. El número uno del ranking, es decir, el hallazgo más repugnante y por eso el más importante de todos era en sus palabra “un globo”. “No entiendo por qué, ama, si los globos son inofensivos y mejores que las cucarachas…no sé por qué lo definen como el más asqueroso de los intrusos en la comida”. Reconozco que dejé pasar el tema, le dije que yo tampoco lo entendía muy bien y dejé correr un tupido velo…para ver si conseguía olvidarlo. En aquel momento pensé que era precipitado comenzar a explicarle que aquello en realidad no era lo que él pensaba y además, en breve asistiría a un curso de educación sexual en la escuela; entonces sería la ocasión para hablar con él de sexo o de sexualidad. Pero me equivoqué... porque no lo olvidó. Su curiosidad y su duda casi existencial, lo llevó a seguir indagando. Es así cómo los niños aprenden cosas, investigan sobre lo que les produce curiosidad y el tema que hoy trato...enciende sus ansias de saber más, a partir de una edad determinada. Después de un mes el niño me dijo…”¿Te acuerdas de aquel vídeo que te enseñé dónde aparecía aquel globo?…Ya sé que no es un globo, ya sé que es un preservativo”. Tragué saliva, mi pequeño de diez años ya estaba empezando a tener “otras curiosidades” y “otros intereses” además de sus juegos habituales. Aquel comentario por su parte, me ayudó a sentarme con él y explicarle lo que es un preservativo y su uso. Es obvio que adapté la conversación a lo que me pareció adecuado para él. No debemos adelantarnos a lo que no pueden comprender, ni ocultar lo que sí puede ser expuesto. Aprendí que si no era yo su fuente, buscaría en otras fuentes quizás menos fiables…y eso…no me gustó...Por lo menos yo tenía la oportunidad de explicarle ciertas cosas de manera que pudiera entenderlas...


...pero...

…no es igual en todos los casos. A veces tengo la sensación de que “estamos echando al niño del jardín de infancia” y queremos convertirlo en adulto antes de tiempo. Me remito a recientes investigaciones que dicen que las primeras informaciones que tienen los niños de cuarto de primaria sobre la sexología, salen de la pornografía. A los nueve años de edad...¿pornografía?

No obstante, es algo que no nos debe de extrañar si tenemos en cuenta que solamente un 32% de la información que los niños de edades tempranas adquieren sobre el tema de la sexualidad proviene de fuentes muy fiables como son los padres y madres y docentes. Las dos terceras partes de la lección llegan desde la televisión, los amigos, internet,…

Un 77% de padres y madres aseguran que no hablan de sexo con sus hijos e hijas. 

¿Estamos dejando la educación sexual en manos de aparatos electrónicos dónde nuestros hijos e hijas se pueden encontrar de todo? Mucha de la información con la que se encuentran está excesivamente genitalizada, si no está distorsionada…Y resulta que puede que se cruce ante sus ojos alguna cuestión que no alcancen a entender.

Afortunadamente existen programas de educación afectivo sexual., en los cuáles se les habla a nuestros hijos e hijas de AFECTIVIDAD Y ACTITUDES O COMPORTAMIENTOS, además de sexo, métodos de anticoncepción, enfermedades que se contagian por medio de transmisión sexual o infecciones de variado tipo. 

Pero los programas dirigidos a los escolares, no sean quizás suficientes...el "tema" es responsabilidad de todos y todas los que de alguna manera u otra intervenimos en el proceso educativo de los que mañana serán los adultos de este planeta. Creo que tiene sentido afirmar que deberíamos...

relajar las visiones excesivamente genitalizadas
mejorar la comunicación
ser más naturales y...
...hablar del tema con la tranquilidad que exige…tener siempre en cuenta a qué público nos estamos dirigiendo, dándonos cuenta de que lo que nos toque explicar corresponda con su proceso madurativo y su orden interior. 
No hace falta “quemar etapas” ni perder el pudor en nuestras conductas o conversaciones en su presencia...ni dejarles ver lo que no deben.

TRABAJAR UNAS ACTITUDES SEXUALES CORRECTAS, ES TRABAJAR TAMBIÉN LOS VALORES HUMANOS Y LAS HABILIDADES SOCIALES.

El pasado viernes…me encontré un dibujo en la pizarra…Lo podéis ver en las fotografías...los niños y niñas se reían a carcajadas cuando entré en el aula. Entonces los sorprendí, aprovechando para preguntarles de manera natural lo que sugería el dibujo...si habían aprendido mucho en su curso de educación afectivo sexual...No se extendieron demasiado en sus explicaciones, hay grupos que dan más juego que otros. Lo que sí les dije fue que podían preguntarme si lo deseaban en cualquier momento. Entiendo que ser naturales ante lo que consideramos “tabúes” de la vida, es lo mejor que podemos ofrecer a los niños y niñas que tenemos en frente todos los días. ¿Por qué no hablar de sexo?
Si los dejamos únicamente a merced de los canales de información no fiables, podrán grabar en sus mentes falsas creencias.



Lo sé...sé que a veces pensamos que todavía no ha llegado el momento...que ese momento de entrar al trapo con el tema es difícil de encontrar...que a veces lo intentamos y no produce el efecto que esperábamos al principio...pero...

...al menos ellos sabrán que estamos pendientes...que pueden recurrir a nosotros. ¿Qué mejor regalo les podemos hacer?